El siguiente ensayo fue presentado como ponencia bajo el título de “La Educación Popular en México frente al auge de la inteligencia artificial (IA) y las redes sociales”, en el primer encuentro pedagógico de la Coordinadora de Escuelas Democráticas del Estado de México, “Arturo Gámiz”, el 2 de diciembre de 2025, y ha sido cedido para su publicación en Todo en Contra.

La irrupción de la inteligencia artificial (IA) y las redes sociales en todos los ámbitos de la vida, incluida la educación, requiere un análisis por parte de la sociedad, pues lejos de ser herramientas neutrales, emergen en el marco de las relaciones de producción capitalistas y por lo tanto están dirigidas a profundizar la explotación y la alienación. El presente ensayo analiza este fenómeno desde una perspectiva crítica y propone rutas para la acción educativa emancipadora en el contexto mexicano.

La tecnología en disputa

Karl Marx, en el capítulo “Maquinaria y gran industria”, perteneciente a su obra El Capital, explica desde 1867 cómo la máquina en el capitalismo no se introduce para aliviar el trabajo sino para abaratar las mercancías y ampliar la explotación. Esa misma condición se desarrolla con la IA, que en las aulas se presenta como un alivio para el trabajo del docente, pero muy pronto pasará a incrementar la carga de trabajo y, donde sea necesario, sustituir al docente como ya empieza a ocurrir en la educación privada.

La IA es, en esencia, una “tecnología de medición y control” cuyo desarrollo histórico está ligado a la automatización de la gestión de la fuerza de trabajo y la extracción de valor, es decir, a procesos en el que los empresarios buscan ampliar la eficiencia desplazando así la mano de obra que ya no les sea necesaria para cubrir las tareas productivas. La “inteligencia” de la IA además agrupa el trabajo intelectual colectivo de la humanidad, cristalizado y expropiado por el capital para ser puesto a disposición de intereses privados, de acuerdo con el filósofo Matteo Pasquinelli.

De manera paralela las redes sociales se han desarrollado en el área de la comunicación. Sin embargo, hoy confluyen en el desarrollo de las inteligencias artificiales y tienen un papel predominante en la conciencia social. En el ámbito educativo, la implementación de las redes sociales y la IA se traduce en la mercantilización del aprendizaje, donde corporaciones como Google, Meta, Open AI y Microsoft capturan datos de los usuarios, estandarizan los procesos pedagógicos y crean dependencia tecnológica desplazando la soberanía educativa.

El desarrollo de estas tecnologías no es un proceso autónomo de la disputa por los mercados. Por el contrario, está impulsado por la competencia interimperialista entre los bloques liderados por Estados Unidos y Europa, y por otro lado por China y Rusia. En esta carrera, países dependientes como México quedan relegados como consumidores de tecnología y proveedores de datos en bruto, sin capacidad real para desarrollar soberanía tecnológica.

¿Soberanía o negocios privados?

En 2021 el gobierno del expresidente de México, Andrés Manuel López Obrador (AMLO), anunció un ambicioso proyecto para crear la vacuna Patria, el cual fue acompañado de discursos de soberanía e impulso científico. Pero los plazos fueron reiteradamente incumplidos y el componente biológico mexicano contra el COVID-19 hasta la fecha sigue sin ser aplicado, como refieren distintos medios de comunicación en todo el país. Esto ha evidenciado la debilidad estructural del aparato científico- tecnológico nacional, que durante toda la pandemia y a la fecha está sometido a los intereses de las farmacéuticas que han obtenido ganancias millonarias a costa de la salud de la población.

Con las redes sociales ocurre algo similar, pues en el contexto actual generan ganancias millonarias mientras extraen datos, controlan la opinión pública y promueven desinformación. Pese a esto a las redes de empresas, principalmente norteamericanas, no son controladas prácticamente por ninguna regulación del gobierno mexicano, que tampoco está preocupado por tener una mínima soberanía en esta área, pese a la capacidad que estos canales de comunicación han demostrado en otros países a la hora de deponer gobiernos y beneficiar intereses políticos y de sistemas de control económico.

Por lo que respecta a la IA en México, Marcelo Ebrard, actual secretario de Economía, ya anunció el “lenguaje de IA mexicano” llamado KAL, que hasta el momento ha pasado desapercibido en el debate político, pero puede ser uno de los pasos más preocupantes del proceso de privatización de la educación en México y, contrario a los dichos del secretario, significar una profundización de la dependencia tecnológica frente a Estados Unidos, sobre todo.

KAL se ha presentado como un avance hacia la soberanía tecnológica y la modernización educativa, pero en los hechos es un modelo desarrollado por la empresa privada Saptiva, propiedad de los hermanos Ángel y Jesús Cisneros Álvarez, quienes en medios de comunicación son presentados como los arquitectos de la infraestructura digital en América Latina, emprendedores ejemplares de Guanajuato venidos desde abajo que prometen una IA soberana porque instalan infraestructura en el país que lo solicita.

Por otra parte, lo que se oculta de la participación de la trasnacional Nvidia, la empresa más valiosa del mundo que había alcanzado una capitalización de mercado de 5 billones de dólares en octubre de 2025, gracias a la política exterior agresiva y de dominación del gobierno de Donald Trump, resulta preocupante por el lazo que ha extendido hacia México.

Basta observar la página web de Saptiva –que significativamente está en inglés– para identificar el logo de NVIDIA Inception, que representa a un programa global de apoyo para “startups” que utilizan IA, computación de alto rendimiento (HPC) y ciencia de datos.

Uno de los fundadores de Saptiva, Ángel Cisneros, ha expresado acerca de su propia compañía, que “Esto no es solo tecnología. Es identidad. Es poder”. Y se trata en realidad de implementar a esa empresa como un puente desde el que NVIDIA buscará hacerse de recursos millonarios. De acuerdo con estimaciones del Consejo Coordinador Empresarial (CCE) –que también está contemplado en el proyecto– el ecosistema nacional de IA requerirá más de 9 mil 200 millones de dólares en inversión.

El propio lanzamiento de KAL fue realizado en el marco una reunión de Marcelo Ebrard con Calista Redmond, vicepresidenta de Nvidia, cuyos acercamientos también contemplan la creación del Laboratorio Nacional de Inteligencia Artificial, el cual, de acuerdo con Ebrard es “impulsado por instrucción presidencial como eje para generar un ecosistema que involucre academias, startups y sector privado”.

Otra frase clave de Ebrard en el acto fue aquella que estipuló que “El reto del gobierno mexicano será el de la gobernanza para extender el acceso de la IA, por lo que es importante impulsar su uso en las universidades”, dejando ver así el fondo de la ruta que se está delineando. Al respecto de lo anterior, falta que se hagan públicos más detalles, pero aunque el gobierno federal señala que los datos permanecerán en México, todo apunta a que la infraestructura, la gestión y la propiedad del ecosistema siguen estando controladas por actores privados, una situación que cuestiona seriamente la narrativa oficial.

De manera similar y casi simultánea el gobierno de Claudia Sheinbaum ha anunciado la construcción de la supercomputadora Coatlicue, que promete ser la más poderosa de América Latina y tardará dos años en construirse, con una “inversión de 6 mil millones de pesos”. Pero lo que no se anunció es al proveedor al que se le comprarán fundamentalmente los recursos tecnológicos para este proyecto. Queda claro que México no cuenta con capacidad técnica para que la producción se realice desde la iniciativa privada (IP) o desde alguna universidad pública mexicana. Quiere decir que una parte importante de esa inversión terminará en poder de industrias como Nvidia.

En el ámbito educativo el impulso para que KAL se utilice masivamente en los centros educativos abre la puerta a un proceso de privatización silenciosa. Si las instituciones académicas deben adoptar un sistema cuya actualización, mantenimiento y capacitación dependen de empresas privadas, se crea una relación en la que la educación pública queda subordinada a intereses corporativos.

A ello se suma el riesgo de que la incorporación de KAL como herramienta estandarizada termine excluyendo a sectores educativos que no cuenten con la infraestructura ni la conectividad necesarias, abriendo más la brecha tecnológica, además de que se acelere el control de los contenidos. En última instancia, la verdadera soberanía tecnológica solo puede construirse desde la propiedad pública alineada con el interés colectivo y no como ahora se plantea.

La IA y las redes sociales en el aula: adicción, desinformación y control ideológico

Las nuevas generaciones desarrollan su aprendizaje en redes cargadas con mucha información falsa, que cada vez es más difícil distinguir y los casos más graves ya pueden verse en sociedades como la norteamericana, donde se han gastado fenómenos como el de los grupos de célibes involuntarios (Incel, por sus siglas en inglés), o los recientes casos de suicidios de jóvenes que han usado la IA para encontrar ayuda psicológica, pero que terminaron incitados a terminar con su vida por esa misma tecnología.

Poco antes del auge de la IA en la creación de contenido, el documental “El dilema de las redes sociales”, exhibido en el sistema de Netflix en el 2020, ya alertaba sobre cómo las plataformas están diseñadas para crear adicción utilizando notificaciones de “me gusta” y realizando desplazamientos en la pantalla o scroll infinitos para capturar la atención y manipular emociones a través de la dopamina, de acuerdo con el documentalista y periodista Ricardo Senra, en 2020. Esta adicción se potencia con herramientas de IA que los estudiantes utilizan para resolver tareas sin esfuerzo mental, atrofiando su capacidad crítica y de resolución de problemas.

El riesgo no es solo la distracción, sino el control ideológico. Los algoritmos de las redes sociales y los buscadores operan con “parámetros definidos por intereses privados”, restringiendo las posturas críticas al status quo, lo cual ayuda al avance de la ultraderecha en el mundo. En el documental mencionado se narra cómo es que la llegada al poder de Trump en Estados Unidos y de Bolsonaro en Brasil, estuvo vinculada al uso de algoritmos que incidieron en la percepción de la población. Otro ejemplo es la Grokipedia del empresario estadounidense Elon Musk, la cual es una enciclopedia generada por IA alimentada con contenido de extrema derecha, racista y supremacista, presentándose como “la verdad” mientras tergiversa eventos y promueve pseudociencia sobre el coeficiente intelectual y la raza, de acuerdo con revelaciones de la periodista Nora Gaspar Reséndiz en 2025. Se trata, entonces, de una ofensiva para secuestrar la construcción del conocimiento y el criterio de verdad.

En lo educativo ya puede observarse el modelo que se está delineando en países como Estados Unidos y su educación privada. Ahí ya operan las Escuelas Alpha, una red de escuelas privadas que van desde preescolar hasta bachillerato y usan la IA como la herramienta educativa principal, sustituyendo en gran medida a los maestros tradicionales por “guías” o supervisores adultos.

En estas instituciones los estudiantes aprenden materias básicas como matemáticas y lenguaje a través de plataformas de IA personalizadas durante dos horas al día. El resto del tiempo lo dedican a talleres prácticos para desarrollar “habilidades interpersonales y financieras”.

En este modelo privado se observa que, en el fondo, se busca reducir en todo lo posible los gastos en el proceso educativo y una vez que se puedan justificar resultados positivos será escalable en el ámbito público.

En sentido opuesto a la tendencia del uso de dispositivos electrónicos –controlados o no– en las instituciones de educación, está la prohibición total que ya se aplica en escuelas de distintos países, en donde se ha corroborado que se mejora el desempeño del estudiante. Pero esta medida no acaba por atender lo que las nuevas generaciones miran cuando están lejos de la supervisión escolar y no inciden en ámbitos familiares o locales, donde la desinformación encuentra cabida.

Las limitaciones de la Nueva Escuela Mexicana y la IA

En una conferencia en 2024 del secretario de Educación (SEP) en México, Mario Delgado, el funcionario señaló que la IA ofrece la posibilidad de optimizar el tiempo de los maestros para el diseño de mejores estrategias pedagógicas y así puedan enfocarse en el factor humano y socioemocional.

Delgado utiliza la misma expresión del empresario chino Kai Fu Lee, el experto en IA que habló al respecto en una conferencia de BBVA Bancomer. El suyo es uno de los primeros videos que aparece en YouTube cuando se buscan las palabras “educación” e “Inteligencia Artificial”. Su discurso aparece junto al de otros líderes empresariales y de medios de comunicación que reflexionan sobre el tema con la total ausencia de docentes e investigadores de escuelas públicas.

El origen de la comentada definición puede rastrearse al Consenso de Beijing sobre la Inteligencia Artificial y la Educación, adoptado en 2019 durante una conferencia mundial organizada por la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco) y la República Popular China. Ahí se adoptaron directrices para la incorporación de estas tecnologías a nivel internacional con supuestos controles éticos, pero sin poner al centro del esfuerzo la propiedad pública de estas herramientas. Más bien, se abrió la puerta a la colaboración con la IP.

En este contexto la Nueva Escuela Mexicana (NEM) “esconde” otras aspiraciones del gobierno y las directrices internacionales. Como ya vimos, está la creación de la IA KAL, también la capacitación docente sin que exista un análisis crítico real de parte de la SEP del estado que guardan las distintas inteligencias artificiales y sus algoritmos, y a esto se suma la reducción del gasto público en educación justificada con la llamada “austeridad republicana”. Todo eso influyó en los actuales libros de texto para escuelas primarias, cuyos contenidos se han condensado y recortado para reducir costos o la autonomía escolar, que trasladó los gastos escolares a los padres de familia. Todas estas acciones hacen más difícil pensar en que la IA operará en favor de la educación en México.

Frente a esta insuficiencia, proyectos como los impulsados por la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación (CNTE) y la Coordinadora de Escuelas Democráticas del Estado de México adquieren vital importancia, pues son estos espacios de educación popular los que deben llevar el proceso a otro nivel y demostrar que es posible una apropiación crítica y comunitaria de la tecnología, donde el docente y la comunidad educativa estén al centro, no las corporaciones ni la lógica mercantil.

Hacia un proyecto de educación popular con soberanía tecnológica

Con lo ya analizado es importante definir exigencias y construir propuestas a distintos niveles para poder avanzar en una perspectiva de emancipación. Por eso algunas medidas pueden ser:

• A nivel nacional rechazar la implementación de la IA mexicana KAL en el ámbito educativo hasta que no se garantice su propiedad pública total, en el ámbito de la gestión, manejo de datos, capacitación, administración y actualización.

• Demandar la revisión amplia, crítica y científica de los algoritmos y las bases de datos que utilizan las IAs que se empleen en el ámbito educativo.

• Rechazar que el desarrollo tecnológico se entregue a la IP.

• Exigir al Estado una inversión masiva en infraestructura digital pública (centros de datos nacionales, redes de internet comunitarias).

• Demandar marcos legales que prioricen el software libre, la protección de datos y la gobernanza democrática de la tecnología.

• A nivel local impulsar la construcción de una infraestructura pedagógica propia que ayude a articular el desarrollo pedagógico desde bases de datos comunitarias y de código abierto que nutran una IA gestionada colectivamente. Con el objetivo de crear plataformas educativas alternativas (redes sociales y entornos virtuales de aprendizaje) que nos liberen de la dependencia de Gemini, ChatGPT o Meta, protegiendo datos.

• Formación crítica y capacitación técnica, pues se requiere establecer un programa de capacitación doble para el docente.

• Formación crítica para comprender la economía política de la IA y las redes sociales, sus mecanismos de manipulación y sus riesgos.

• Capacitación técnica para el manejo de herramientas digitales alternativas y la implementación de proyectos de alfabetización mediática con los estudiantes y las comunidades escolares, enseñándoles a usar la tecnología con sentido crítico y creativo, además de fortalecer los lazos del proyecto educativo a nivel comunitario.

• Fortalecimiento material de los proyectos alternativos para demandar a las autoridades el financiamiento necesario para que los proyectos de la Coordinadora puedan incorporar hardware, conectividad y desarrollo de software específico, demostrando que otra educación tecnológica es posible.

Bibliografía:

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Pasquinelli, M. (2023). The Eye of the Master: A Social History of Artificial Intelligence.