Por: Comité Coordinador de Lucha Ciencias
Al mediodía del 19 de septiembre de 2025, en el marco del simulacro nacional en conmemoración de los sismos ocurridos en México, la Facultad de Ciencias de la Universidad Autónoma del Estado de México recibió la visita de la rectora, Martha Patricia Zarza Delgado. El ejercicio transcurrió con calma, con la participación de la comunidad estudiantil en un ambiente de orden y sin incidentes.
Sin embargo, desde días atrás algo ocurría. Una semana antes, de manera espontánea y sin previo aviso, durante una sesión del Consejo Académico se anunció la incorporación de un docente que había formado parte del gabinete del anterior encargado de despacho de Rectoría. Esta decisión generó consternación e indignación en la comunidad estudiantil, ya que eran de conocimiento público los actos por los que se le acusaba desde la Facultad de Geografía en contra de los estudiantes.
Desde primera hora de la mañana, alrededor de la facultad ya se veían distintas muestras de protesta: pancartas que exhibían el descontento por la integración del nuevo académico. Incluso, dicen testigos, tras concluir el simulacro y cuando la rectora se retiraba, la administración de la facultad optó por guiarla por la parte trasera de un edificio “para que no viera esa basura”. Aun así, después de que concluyera el acto protocolario, estudiantes de Ciencias expresaron su descontento colocando mensajes de protesta en las paredes del Edificio A. Las consignas fueron claras y contundentes: se manifestaron en contra de la incorporación del Dr. Francisco «N» porque se vulnera el punto 2.7 del pliego petitorio general de la facultad —uno de los ejes de lucha que ha caracterizado este movimiento—, el cual establece la erradicación de la violencia de género en todas sus manifestaciones.










La protesta, realizada de manera pacífica, refleja el malestar que persiste dentro de la comunidad universitaria frente a decisiones que consideran contrarias al espíritu de justicia y equidad por el que se ha luchado en los últimos años. La acción, surgida directamente de los estudiantes, resalta el carácter genuino y espontáneo de un alumnado que se rehúsa a guardar silencio ante lo que percibe como retrocesos y simulaciones.
Hasta el momento, los mensajes permanecen en su lugar y no ha habido intentos de retirarlos. La Rectoría, por su parte, guardó silencio ante esta manifestación, lo que incrementa la percepción de indiferencia frente al sentir de una comunidad que exige respeto a los acuerdos construidos colectivamente.
El descontento expresado en la Facultad de Ciencias es una crítica contundente que evidencia la distancia creciente entre la actual administración universitaria y su comunidad. Pareciera que se pretende volver a una forzada tranquilidad en lugar de construir un compromiso real con el cambio que deberían guiar en la máxima casa de estudios del estado.
Esta acción recuerda que, pese a los intentos de silenciar o minimizar la inconformidad, las voces del alumnado siguen presentes, firmes y dispuestas a exigir el cumplimiento de los compromisos asumidos. Harán ruido hasta que sean escuchados.


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