Por: Eduardo García
Los últimos meses se han sentido como años, pasan demasiadas cosas que ya es difícil de seguir y estar al tanto de todo. Eso ya se dice como un cliché, pero en lo personal, me parece que hay puntos en los que muchas cosas se juntan y mueven los ritmos que se venían dando. Esos puntos que llamamos “de coyuntura” dislocan los acontecimientos y nos plantean nuevos horizontes. Este punto, en particular, es uno de coyunturas múltiples que nos avientan para un lado y la violencia es la constante.
Contando un par de meses atrás, ha pasado de todo en diferentes niveles. México mantiene una relación comercial con Estados Unidos muy tensa debido a la imposición de ciertos impuestos a las importaciones; también, se llevó a cabo la elección del Poder Judicial; se destapó el escándalo de Hernán Bermúdez, quien fuera responsable de la seguridad en Tabasco, mientras el senador Adán Augusto fue gobernador de la entidad, entre otros eventos, y la estridencia con la que se presentan unos eventos opaca otros. Si bien algunos eventos arriban como tragedia a partir del desborde institucional y de lo humano que en la sociedad hay, me parece que el manejo de la información de medios tanto corporativos como los oficialistas puede tener una estrategia de saturación, por un lado, y desestimación por el otro, para que a las personas nos llegue el hartazgo y las cosas sigan, pero ahí, en el silencio que se hace entre el avispero pasan cosas, cosas potentes, que no por silenciadas pierden su fuerza.
El 3er Encuentro Internacional de Familiares de Personas Desaparecidas se llevó a cabo el 14 de abril de 2025, (a un mes de que se dieran a conocer los horrores de los hechos acontecidos en el Rancho Izaguirre en Jalisco) en UAM Cuajimalpa, como parte del Proyecto sobre Desaparición Forzada en México y América Latina UAM-C (proyecto que lleva años investigando sobre el tema y organizando encuentros como este). Ahí se reunieron familiares pertenecientes a colectivos como el Comité de Familiares de Detenidos Desaparecidos de Honduras (COFDEH), las Madres de Plaza de Mayo, Línea fundadora de Argentina, la Federación Latinoamericana de Asociaciones de Familiares de Detenidos Desaparecidos (FEDEFAM), el Memorial para la Concordia de Guatemala, el Grupo V.I.D.A. Laguna A.C., la Fundación Entre Cielo y Tierra y las Familias Unidas por Nayarit, entre otros, pero de eso poco se supo. El tema que los convoca es urgente; para los asistentes, vital, pero en las noticias de esos días circuló más la elección del nuevo papa, eso conmovió a las audiencias. Sin embargo, a la par, desde una semana antes el tema de las desapariciones se había vuelto de suma importancia para el caso mexicano cuando el Comité Contra la Desaparición Forzada de la ONU declaró que entraría en vigor el Artículo 34 de la Convención Internacional, el cual, en ninguna parte del mundo, nunca, se había hecho valer. Esto implica que se solicitará información al gobierno mexicano para esclarecer la situación, pues el organismo internacional tiene indicios de que en México existe una condición de crisis de desaparición forzada porque dicha práctica se lleva a cabo de manera generalizada o sistemática en el territorio mexicano. Ante esto, la posición del gobierno fue la negación. El tema a principios de abril se le presentaba como urgente para los familiares de las víctimas y para las instancias internacionales, mas no así para el Estado mexicano.
Desde el flyer, el Encuentro se perfilaba como un evento más que pertinente y relevante para algunas de las coyunturas que han trascendido en este último año y así se llevó a cabo. Poco se difundió, poco se supo. No hay muchos registros. No se puede encontrar de manera sencilla ninguna de las grabaciones del evento. Los más optimistas pensamos que se dejaría el registro en las páginas de la universidad, pero no fue así, y esperando a que subieran esos videos se nos pasó un mes, dos, tres… y terminamos aceptando que no hay acceso a esa conferencias. Pero a ante todo hay que decir que algo pasó.
Los únicos fragmentos de video que se hallan en la red están en la fanpage de Facebook del COFADEH. A pesar de que son solamente minutos los que tenemos, encontramos partes muy valiosas de las ponencias de Berta Oliva; ella explicó cómo es que en Centroamérica las instancias defensoras de derechos humanos se fueron formando en las últimas décadas a partir de las luchas particulares, en especial de aquellos colectivos de buscadores de personas desaparecidas por los conflictos políticos de las décadas de los 70 y los 80. Mencionó que se unió a los grupos de búsqueda por la desaparición de su esposo; que aunque ella se considera sobreviviente de la violencia política, esta condición no la hizo apartarse de los grupos, sino que aportó con su experiencia a las personas que siguen buscando a sus familiares en Honduras y que exigen respuestas a sus autoridades.
Por su parte, como se puede ver en otro de los escasos registros, Julio Solorzano Foppa, mexicano hijo de guatemaltecos, señala que se involucró con el tema de la búsqueda de desaparecidos, pues su historia familiar estaba atravesada por la desaparición de su madre en 1980, la escritora feminista Alaíde Foppa. Mencionó que hace 15 años decidió mudarse a Guatemala para trabajar de manera directa en esta problemática y fundó el Memorial para la Concordia. Uno de los puntos clave que resaltó en su participación, es que en la desaparición, en diferentes contextos, la tragedia es la misma, pero “los perpetradores y los tiempos es diferente”; por ello, cuestionó el papel de los Estados que llevaron a cabo políticas en contra de la sociedad civil y cualquier manifestación que les fuera incómoda. Si bien, reconoce que actualmente no existe una política de desaparición declarada, el Estado con todos sus instrumentos y en todos sus niveles, sigue cumpliendo un papel represor, al menos en México y Centroamérica, a pesar de que desde el máximo poder se promuevan discursos de atención a las víctimas.
Para hablar del caso mexicano, encontramos que Fabiola Pensado, proveniente de Veracruz y que busca a su hijo Yosimar, denunciaba el posicionamiento de la titular del Ejecutivo, quien señaló que “no hay desapariciones forzadas en el país”, lo que resulta ofensivo e hiriente para las familias buscadoras, pues lo más importante es comenzar por nombrar las cosas por su nombre. Recordemos que el problema con respecto a la crisis de desaparición ha comenzado en el momento en que se niegan las cifras o se buscan eufemismos para no señalar las cosas tal como acontecen. No olvidemos que las autoridades centraron sus esfuerzos para que en el caso de Teuchitlán se le llamara centro de adiestramiento y no centro de exterminio, desestimando los enormes aportes que las personas buscadoras hacen ante las insuficiencias institucionales.
Esto es lo poco que quedó de evidencia, junto con María Adela Antocoletz, miembro de las Madres de la Plaza de Mayo, quien denunció el servilismo con el que el gobierno de Javier Milei ha mostrado frente a las políticas de Donald Trump. A pesar de que lo que tenemos del evento mientras transcurrió, esta organización lanzó una carta de pronunciamiento (que tampoco es tan fácil de encontrar en redes). En este documento que pasó de noche para la mayoría delos medios de comunicación, los firmantes se dirigen a la presidenta Claudia Sheinbaum y al Sistema Nacional de Búsqueda de Personas Desaparecidas de México y a grandes rasgos piden que las autoridades del Estado Mexicano reconozcan el problema y asuman sus responsabilidades ante la crisis de desapariciones en México, sintetizan sus exigencias en cinco puntos que a continuación reproducimos (la liga para leer el pronunciamiento íntegro la dejo al final de la columna):
1. Reconocimiento del Estado mexicano, al tipo penal de la desaparición forzada, tipificado ya en México. Y así mismo que todas las autoridades mexicanas asuman sus responsabilidades independientemente del ejecutor, tal como lo establece el Artículo 3, de la Convención Internacional para la protección de todas las personas contra las desapariciones forzadas «Los Estados Partes tomarán las medidas apropiadas para investigar sobre las conductas definidas en el artículo 2 que sean obra de personas o grupos de personas que actúen sin la autorización, el apoyo o la aquiescencia del Estado, y para procesar a los responsables».
2. Reconocimiento de la desaparición forzada, de todas y cada una de sus modalidades, donde el Estado mexicano es Responsable de garantizar la búsqueda, identificación, investigación inmediata y eficaz, para llevar a los perpetradores a enjuiciamiento.
3. Reconocer la importancia de la participación de los familiares de las personas desaparecidas en todo el proceso de búsqueda y aplicación de justicia. Garantizar el apoyo y la protección plena a las familias y organizaciones que les acompañan en este proceso.
4. Le exhortamos a nombrar los relevos necesarios e inmediatos de personas idóneas y calificadas técnicamente para dirigir comisiones estratégicas, como la Comisión Nacional de Búsqueda de Personas desaparecidas, y la Comisión Nacional de los Derechos Humanos.
5. Señalamos la importancia de implementar a cabalidad las leyes nacionales, protocolos y mecanismos ya existentes, para la búsqueda e investigación de personas desaparecidas. Como medida importante contra la impunidad y para que estos hechos no se repitan
Los cinco puntos me parecen contundentes, pero quisiera remarcar el punto cuatro, toda vez que en esta semana se presentó la renuncia de Teresa Guadalupe Reyes como titular de la Comisión Nacional de Búsqueda (CNB). Esto fue producto de la presión de los colectivos y familiares buscadores de personas desaparecidas, que desde la postulación al cargo de la CNB como titula por parte del Ejecutivo federal, se había señalado que contaba con la nula experiencia y que traería retrocesos en los procesos de búsqueda. Es el mismo caso no se ha atendido ante las muestras de inconformidad frente a la designación de Rosario Piedra Ibarra en la CNDH, quien, a pesar de ser la peor evaluada en el concurso para acceder al cargo, se le asignó el puesto con un interés político, más que por una preocupación real y técnica por atender la crisis. Esta última, a nombre de la Comisión, lanzó un pronunciamiento infame ante la ya mencionada entrada en vigor del Artículo 34 del Comité Contra la Desaparición Forzada de la ONU para el caso mexicano, pues yendo más allá de la omisión o la indolencia de las demás autoridades, ella señaló que en México no existe una crisis de desaparición.
Lo que convocó, discutió y acordó en el Encuentro sigue estando vigente y ante esto, una política de manejo de las narrativas que termina haciendo que eventos como el que aquí señalo se puedan quedar en el olvido, vale la pena mencionarlos, rescatar aquello que se ha dicho, y a partir de ahí, podremos seguir buscando que las cosas se nombren.
***Dejo aquí los tres únicos archivos que en esta búsqueda me fueron accesibles y que espero que sirvan para mantener visible este encuentro:
– Fragmentos de videos del evento: https://www.facebook.com/cofadehonduras/videos
-El pronunciamiento íntegro: https://www.defensoresenlinea.com/pronunciamiento-encuentro-internacional-de-familiares-de-personas-desaparecidas/
– El flyer del evento: https://www.facebook.com/photo.php?fbid=1086233456864875&set=pb.100064346935602.-2207520000&type=3



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