2005-2025, acercamiento a dos décadas de movimiento estudiantil en la UAEMéx

“Hay que recuperar, mantener y transmitir la memoria histórica, porque se empieza por el olvido y se termina en la indiferencia”

Ponencia presentada por Todo en Contra el 23 de junio en el anti-coloquio de la Facultad de Humanidades convocado por la Asamblea Estudiantil.

Como punto de partida citamos al escritor y periodista José Saramago para traer a este “anticoloquio” un asomo a la memoria histórica del movimiento estudiantil y recordar que por la Facultad de Humanidades han pasado múltiples luchas que la institución ha intentado olvidar, pero que ahora –en medio del movimiento estudiantil más importante de los últimos años en la Universidad Autónoma del Estado de México– cobran relevancia. 

Durante el rectorado de 2001 a 2005, las autoridades universitarias, apoyadas por un consejo de gobierno sumiso y acrítico, sin previa consulta, impulsaron un anteproyecto que tenía como objetivo tecnificar la educación, así como dar inicio a la desaparición de las carreras universitarias relacionadas con las humanidades, esto era: en cuatro años, estudiantes de algunas carreras podrían ser certificados como técnicos universitarios: mano de obra para las empresas. En ese entonces, compartir la información a los propios estudiantes y organizar una oposición al proyecto detuvo el avance. 

A finales de 2005 y comienzos de 2006, el Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN) lanzó la Sexta Declaración de la Selva Lacandona y “La Otra Campaña”, en la que recorrieron los distintos rincones del país en construcción de unidad y articulación con organizaciones, movimientos y pueblos, con la perspectiva de un nuevo proyecto de nación y una nueva Constitución para México; en el Valle de Toluca, este llamado convocó a distintos sectores que sesionaron para organizarse y recibir a La Otra Campaña; entonces, algunos planteles de la UAEMéx fueron sede de estas reuniones, no sin que los organizadores fueran perseguidos por las autoridades universitarias, por ejemplo una de las reuniones que se realizaba en las canchas de la Facultad de Humanidades fue desalojada .

Pese a esta reiterada postura de las autoridades, en 2006 la Facultad de Humanidades recibió en sus instalaciones a integrantes de la Asamblea Popular de los Pueblos de Oaxaca (APPO), un movimiento definido por periodistas como la primera insurrección del siglo XXI, que movilizó y organizó a miles de oaxaqueños en contra del régimen priista de Ulises Ruíz Ortiz. En esta ocasión, los universitarios jugaron un importante papel convocando a un Encuentro Nacional Estudiantil en solidaridad con la APPO y llamando a acciones como la toma de radio Universidad, que se convirtió en uno de los medios de comunicación más importante de este movimiento social.

Aquí es necesario señalar que como en estos momentos la solidaridad también ha movilizado a los universitarios, ya sea con movimientos sociales como con la población damnificada por los sismos en 2017 y 2019 o más recientemente con Palestina.

Los estudiantes de la Facultad de Humanidades han sido convocantes de las marchas del 2 de octubre, combinando la reivindicación de justicia del movimiento del 68 con demandas estudiantiles inmediatas.

Los universitarios también protestaron por el alza al transporte público en 2008 y 2020, en 2010 se movilizaron contra el cambio de nombre a la UAEMéx, que pretendía incorporar el apelativo “Adolfo López Mateos”, así como en rechazo al examen excluyente del CENEVAL y los miles de rechazados que año con año se presentan en la universidad, también expresaron su inconformidad contra la recategorización del Nevado de Toluca en 2013, situación que convalidaron algunos académicos e investigadores de la UAEMéx y que hoy, se ha demostrado, terminó deteriorando más esta área natural.

También se cuestionaron los convenios que la institución tuvo con Santander, mediante los cuales cedieron espacios universitarios a este banco e implementaron la credencialización mediante tarjetas de débito y el uso de torniquetes en los espacios universitarios, aunque en este caso la oposición fue incipiente y no detuvo la avanzada neoliberal y extractivista. 

En mayo de 2012, el excandidato y a la postre presidente de México, Enrique Peña Nieto, se escondió en los baños de la Universidad Iberoamericana tras ser cuestionado por la represión en San Salvador Atenco (entonces era gobernador del estado de México) y por la descarada promoción que los medios de comunicación hacían de su candidatura.

De ahí surgió el movimiento estudiantil #YoSoy132, que exigió la democratización de los medios de comunicación y el fin de la manipulación mediática por parte de los grandes consorcios.  

La amplia solidaridad con los estudiantes de la iberoamericana llevó a la realización de marchas en las capitales de los 32 estados. Los estudiantes de la UAEMéx también  entraron en escena: se organizó una manifestación contra la manipulación que salió de la Facultad de Humanidades y que terminaró en la sede de El Sol de Toluca, propiedad de la OEM, perteneciente al magnate Vázquez Raña. Esa tarde, un grupo acudió a la CDMX para la marcha de la Estela de Luz.  

El Movimiento #YoSoy132 en Toluca generó que los estudiantes mexiquenses cuestionaran el discurso mediático local a favor del PRI. En la actualidad, los medios mexiquenses no han recortado su credibilidad frente a los estudiantes.

La Facultad de Humanidades fue una de las sedes local de las reuniones de este movimiento en el Valle de Toluca, que agrupó a estudiantes de distintos planteles, quienes convocaron a protestas que cuestionaron aspectos como el control mediático en general y la política priista que prevalecía en la UAEMéx en particular.

En 2014 surgió la Asamblea Universitaria como un espacio de organización y confluencia de las asambleas de distintos planteles de la UAEMéx en el Valle de Toluca y en el Valle de México, los estudiantes se sumaron a la lucha en exigencia de la presentación con vida de los 43 normalistas de Ayotzinapa, este movimiento, de carácter nacional, y esta asamblea impulsaron la formación de la Coordinadora Nacional Estudiantil y de la Asamblea Nacional Popular, donde confluyeron movimientos y organizaciones de todo el país. 

A estos periodos de organización también le siguieron momentos de desmovilización, la publicación de la investigación periodística de la estafa maestra, por ejemplo, no generó una respuesta inmediata de la comunidad universitaria, sin embargo, influyó en la realización de asambleas y acciones que crecieron en 2018 y 2019, acciones vinculadas al intento de las autoridades de presentar una reforma a la ley de la universidad a la Cámara de Diputados para la que sólo realizaron una consulta no vinculante en línea. 

La reforma mencionada buscaba ampliar el periodo del rector, propuesta que generó el rechazo del sector estudiantil. Durante una movilización oficialista para la entrega de la propuesta de ley que redactaron las autoridades, ante la presión, el entonces rector Alfredo Barrera terminó huyendo del lugar. Los cuestionamientos y el escenario político de alternancia en la legislatura sepultaron la iniciativa que sigue pendiente hasta ahora. 

En 2018, la indignación universitaria creció por los casos de feminicidios, el más sentido el de Deni Aurora de la Facultad de Humanidades, que sacó a miles de estudiantes a marchar hacia la Fiscalía Estatal para demandar mejores condiciones de seguridad e iniciar un proceso de diálogo con la autoridad estatal, esta situación finalmente se diluyó en mesas de trabajo que simularon escuchar las problemáticas planteadas por los estudiantes. 

Esta protesta que integró reivindicaciones feministas se reflejó en el movimiento estudiantil de 2019 y 2020, el cual pasó por la toma de rectoría, ante el feminicidio de la maestra Sonia en el Teatro de los Jaguares de la UAEméx. 

La indignación generalizada por la falta de cambios institucionales provocó un paro en cinco facultades, en ese proceso se plantearon demandas que también hoy reivindica el movimiento estudiantil: una universidad libre de violencia de género, la reforma al artículo 43 del estatuto universitario y el voto universal, este último enarbolado principalmente desde la Facultad de Humanidades, donde un proceso de elección de consejeros terminó por levantar el paro en la facultad. 

Este movimiento se vio detenido por la pandemia y el paso a la virtualidad, lo que limitó que el proceso siguiera creciendo, no obstante, luego de esta movilización, las autoridades modificaron los planes de estudio en múltiples planteles para ampliar el número de estudiantes con clases en línea, lo que generó una amplia dispersión y desorganización de la comunidad estudiantil.

Con este asomo llegamos al 2025, momento en el que el estudiantado está escribiendo la historia de un movimiento con diversos antecedentes y en el que observamos lo siguiente:

  1. Las asambleas son una estructura recurrente de organización presente en las luchas estudiantiles y sociales del país, observar su desarrollo es punto de partida para la reflexión sobre el tipo de universidad que puede construirse: una  instancia máxima para la toma de decisiones.
  2. Que las definiciones institucionales siempre han obedecido al modelo político y económico del gobierno estatal y federal.
  3. Que es necesario plantear una alternativa política y social frente a la realidad general, basta mirar las luchas sociales que ayer y hoy formaron parte de la universidad.
  4. Que la solidaridad y articulación con nuestro pueblo es un elemento constituyente de las luchas universitarias.
  5. El momento que vive la UAEMéx es parte de un proceso extractivista que lo mismo va por minerales y riquezas naturales que por la educación y la cultura por lo que sólo la organización de los afectados y de las organizaciones y comunidades aliadas puede oponerse, visibilizarlo, nombrarlo, describirlo y derrotarlo.

En resumen, los movimiento universitarios reflejan las problemáticas de las comunidades atravesadas por el sistema económico que nos rige y cuyo objetivo es acotar nuestros derechos vitales y someternos a la dictadura del capital.

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