Francisco Pacheco, vida de un periodista asesinado

A la memoria de mi padre, Francisco Pacheco Beltrán, periodista mexicano asesinado el 25 de abril de 2016 en Taxco, Guerrero.

“Nos han quitado tanto que acabaron quitándonos el miedo”.

“¿Qué cosecha un país que siembra cuerpos?”

“Quisieron enterrarnos, pero no sabían que éramos semillas”.

“Si el infierno existe, se llama Guerrero”.

Consignas expresadas en distintas acciones por la normal rural de Ayotzinapa.

Toluca, México; 25 de abril de 2025

Ali Pacheco

– Pali, ¿qué pasó?

– ¡Yamil, mataron a mi papá! ¡Está muerto, aquí afuera de la puerta!

– ¿Cómo?

– ¡Le dispararon!

A las 6:45 del lunes 25 de abril de 2016 mi hermana me dio la trágica noticia del asesinato de mi padre.

“Pacheco cayó… el sistema lo mató”. Si, ese sistema podrido que impera en México desde hace más de 19 años. Ese sistema que desaparece y asesina a normalistas, fotógrafos, defensores de los bosques, luchadores sociales y que echó a perder a toda una generación de jóvenes. Ese sistema que no investiga y hace a un lado la justicia para vivir en la impunidad.

Mi padre tenía 49 años. Iba a cumplir 50 el 21 de mayo de aquel año. Ya no llegó, silenciaron su voz de una forma cobarde, hoy en día una acción cotidiana en México.

Pacheco, como le conocían en el estado de Guerrero, fue un periodista crítico de lo mejor que tenía la entidad y el país. Combinó sus conocimientos de ingeniería civil y periodismo para denunciar la corrupción en manejos de los recursos públicos, así como en los tres niveles de gobierno. Fue un excelente analista político del panorama local, estatal y nacional. Siempre supe que estaba inclinado al pensamiento de izquierda.

Mi padre me dijo un día: “En la vida hay pretextos y resultados y los primeros no cuentan”. Hoy las autoridades encargadas de la investigación de su homicidio tienen la encomienda de aclararlo desde hace nueve años y están fallando.

Siempre fue muy respetuoso de las decisiones de su hijo y sus dos hijas. Nos dejó estudiar, viajar y conocer porque tenía como máxima una frase que también se ha quedado conmigo: “La vida es para vivirse”. Amó a su nieta hasta el último día. Sé que trabajó para darnos lo mejor. Nos dijo alguna vez: “Tienen que recorrer el mundo, ir más allá de las fronteras porque cuando sales del país y regresas tu perspectiva cambia. A tu edad, -yo tenía 21 años cuando me lo dijo- ya conocía Europa”.

Mi padre conoció Europa, Brasil, Argentina, Uruguay y Estados Unidos. Siempre estuvo enamorado de París. Dejó pendiente su visita a Rusia en 2018 y una gira periodística por Estados Unidos ese año.

Era el hijo mayor de los Pacheco Beltrán. De niño, en Taxco jugó baloncesto y aprendió de su padre Gregorio el noble oficio de la carpintería. Siempre fue el consentido de su madre y la adoración de su abuelo Marcos. En sus manos morenas y en su piel se notaban los años de trabajo en el arte de trabajar la madera. Me mostró cómo transformar decenas de tablones en cajoneras y salas coloniales. Era un as en el uso del router, los formones, la canteadora, el torneado y el tallado. Nadie como él sabía barnizar y dar brillo a los muebles. Contaba que de niño tenía la encomienda de formar las estrellas de la celosía. Nunca dejó de amar ese oficio y casi todos los días recorría el taller en donde dejaba las huellas de sus huaraches en el aserrín.

A los 15 años dejó Taxco para ir estudiar la preparatoria y la universidad a Toluca, la capital del Estado de México, donde se graduaría como ingeniero civil en 1988. Nos contó tantas anécdotas de su vida universitaria que desde pequeños añorábamos llegar a esa época tan linda de la vida.

En 1989 casó con mi madre, a quien conoció por carta en aquel 1988. Ella trabajaba en Ginebra, Suiza, en la Embajada de México. Después de un tiempo se casaron y un año después nací en Toluca. Él me contó que en una visita que hicieron a mis abuelos a Taxco, quiso bajar a ver la carpintería y entonces el olor de la madera y el taller le pusieron nostálgico. Así que decidió quedarse seis meses que se convirtieron en 24 años.

Sé que vivó al máximo su vida. Comía de todo, pero el mole rojo de su mamá era su platillo preferido. Lo recuerdo sentado frente a su laptop escribiendo notas acompañado de un café negro sin azúcar, por las mañanas, y de un whisky Etiqueta Roja por las tardes. A cada rato pedía un taquito a mi madre. Las tortas no le gustaban porque eran comida para flojos, él quería unos tacos de frijoles, chile y queso de rancho.

Al inicio de la década de los noventa, ya radicado en Taxco, trabajó un tiempo los muebles coloniales y fundó la Unión de Carpinteros de Taxco A. C., organización encaminada a defender a los productores de muebles de madera en la región.

Fue en 1995 que comenzó su carrera periodística colaborando en medios locales como Diario 21, Diario de Taxco, Radio Guerrero, así como en el Diario Nuevo Amanecer de Querétaro. Un día me relató que Catalán, un editor amigo suyo, le dijo: “Escribes muy bien, ponle tu nombre a tus escritos”, y desde entonces su rúbrica apareció sin falta en su trabajo.

Ese mismo año participó como miembro fundador en el Semanario Panorama Guerrerense, donde escribió un tiempo. Para 1998 comenzó a trabajar en otra de sus grandes pasiones: la radio. Fue reportero de emisoras locales y de Chilpancingo. Durante 18 años fue corresponsal en la zona norte de Guerrero en la frecuencia del 97.1, ahora conocida como Capital Máxima y que antes se llamaba La Explosiva.

A partir de 1999 fundó y dirigió el semanario El Foro de Taxco, al que inicialmente llamó Taxco Foro 2000. En ese espacio comenzó a escribir un espacio crítico al que denominó Última Columna. En 2003 fundó la publicación diaria El Foro del Diario y en 2005 apostó por los medios digitales con la creación del portal http://www.elforodetaxco.com. Finalmente, en 2007, fue corresponsal de El Sol de Acapulco, también para la zona norte Guerrero.

Mi padre estuvo matriculado desde 2011 en el Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), en donde cursó, a distancia, la carrera de Ciencias de la Comunicación en la modalidad de Periodismo.

En 2014 cubrió la Copa del Mundo de Brasil y un año más tarde acudió como corresponsal al campeonato internacional de futbol de la Copa Oro en Estados Unidos, portando una visa de periodista. Su ojo narrativo se enfocó en los arrebatos que el futbol genera en los aficionados. A partir de 2015 se dedicó a la administración de su portal web, http://www.franciscopacheco.mx.

Por supuesto, también contribuyó al desarrollo de la democracia mexicana. Desde 1996 comenzó a explorar el servicio público como observador electoral. En los años 1997, 2003 y 2006 fue supervisor de Capacitación Electoral federal y para 1999 fue nombrado consejero local electoral suplente. En 2008 y 2010 fue consejero electoral propietario del Instituto Electoral de Guerrero, por en el distrito X local y durante 2012 y 2015 fue consejero electoral propietario del IFE y del INE en el distrito II federal.

Recuerdo que en mayo del 2000 yo acompañaba regularmente a mi padre a la radio. Él tenía un programa de noticias a las 6 de la tarde llamado Guerrero en la noticia, en una corporación que en esa época era propiedad de Grupo Somer. Todos los días mi padre, ante los micrófonos, mencionaba cuánto tiempo faltaba para la jornada electoral y siempre decía que “el voto es libre y secreto” y “vote por quien usted quiera”. En esa época decir eso al aire era incomodar al Partido Revolucionario Institucional (PRI), así que ese partido negoció un contrato de publicidad en el que se pactó la salida del incómodo locutor que era mi padre y que llamaba al voto libre y secreto. En ese lejano año 2000 yo no lo entendía así. A mi memoria viene, por ejemplo, llegar a la estación de radio, ver que llamaban a mi padre a las oficias de la dirección. Minutos después él saldría para decirme simplemente que “vámonos a casa”. No entendí qué pasaba, esperaba verlo en la cabina dando las noticias. En cambio, al siguiente día y al otro también no volvimos a subir a la estación.

Mi padre aprendió una lección muy importante ese día, que me transmitió con el pasar de los años: “Hay que ser tu propio jefe”. Años después el Foro de Taxco se convertiría en el mejor periódico del municipio, el más influyente en la opinión pública. El Foro de Taxco y Francisco Pacheco serían, como dice Arturo Pérez-Reverte en su artículo Sobre miedo, periodismo y libertad, “la prensa independiente que mantiene a raya a los malvados y garantiza el futuro de los hombres libres”.

Por supuesto, mi padre estaba consciente de los riesgos de ejercer el periodismo en México y en Guerrero y por eso en varias ocasiones, en su columna, denunció esos peligros. Un año antes de su homicidio, después de concluir una gira periodística por Estados Unidos que abordaba el tema de los migrantes guerrerenses, le pregunté.

– ¿No tienes miedo de que te maten mañana?

Tenía esa mirada profunda que siempre me inspiró respeto y tajantemente me respondió lo siguiente:

– Me iría feliz. He vivido y hecho lo que he querido.

Meses después de su muerte y con un profundo dolor en el corazón, recordé sus palabras y entendí su máxima de vida, aquella de “La vida es para vivirse”.

La pluma de mi padre ha sido silenciada pero sus ideas y su trabajo siempre estarán disponibles para aquellos valientes que quieran mantener a raya a los malvados y garantizar el futuro de los hombres libres.

A mi padre lo extraño todos los días, pero téngase por seguro que por su memoria y su legado seguiremos en la lucha por la justicia.

*

Yamil Ali Pacheco Romero es hijo de Francisco Pacheco Beltrán. Es también periodista freelance en El Foro de Taxco, Imagina Periódico (Taxco, Guerrero) y Todo en Contra (Toluca, Estado de México). En marzo de 2020 fue beneficiario del “Programa municipal de acogida temporal Barcelona protege a periodistas de México”, una iniciativa del Ayuntamiento de Barcelona, España.

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