San Juan Acatitlán, la lucha indígena en Tierra Caliente

“Las grandes luchas de nuestro país no nacieron en los bufetes de los abogados, ni en las oficinas de los banqueros, ni en los cuarteles del ejército, las luchas de nuestros país nacieron en donde la humanidad sufre; donde había esclavitud, en esos abismos de tortura que se llamaban minas, en esos depósitos de dolor que se llamaban fábricas, las luchas no salieron de los palacios de los ricos (…) nació en nuestros pueblos originarios.”

Así intervenía un joven de San Juan Acatitlán frente a cerca de mil personas que se reunieron  el fin de semana en el campo de futbol de la primaria Benito Juárez para escuchar el informe de trabajos de su Consejo de Gobierno Supremo, el Comisariado de Bienes Comunales y los representantes electos mediante sus usos y costumbres, a quienes se les ha encomendado la enorme tarea de realizar las gestiones y procesos necesarios para que se conviertan en un municipio indígena.

Enclavado en la Tierra Caliente, San Juan Acatitlán, -actualmente municipio de Luvianos- se alza como ejemplo de organización comunitaria y resistencia. Este pueblo náhuatl de poco más de 19 mil habitantes reunió a más de mil personas el pasado fin de semana en su asamblea anual. Desde el templete el Consejo de Gobierno Supremo presentó su informe: un detallado recuento de las gestiones realizadas para que la comunidad sea reconocida como municipio, solicitud que entregarán ante la Cámara de Diputados local el próximo 5 de diciembre y que se sumará a la de otros tres pueblos indígenas, que se han articulado y siguen una ruta trazada de manera conjunta con el Instituto Nacional de los Pueblos Indígenas (INPI) para avanzar en su proceso de municipalización y reconocimiento de su derecho a la autodeterminación, una lucha inédita para la entidad, pero que ya se ha materializado en estados vecinos como Michoacán y Guerrero.

La lucha por la autonomía

Las 26 delegaciones que comprenden San Juan Acatitlán ya lograron que en 2022 el INPI les emitiera una constancia que los identifica de manera formal como pueblo indígena. Sin embargo, el camino hacia la municipalización exige más esfuerzos, pues deben atender lo establecido en el artículo 61 de la constitución mexiquense, lo cual realizaron durante lo que va del 2024, contando con un apoyo material que han recibido, también a través del INPI, lo que les ha permitido sostener labores y actividades como su asamblea general.

A esto se suman gestiones que como lo explicaron los representantes buscan enfrentar el profundo proceso de olvido en el que se encuentran sus comunidades, tales como la repavimentación de la carretera que conecta San Juan Acatitlán con Michoacán, la mejora de los servicios de salud, así como la gestión de vivienda ante el Instituto Mexiquense de la Vivienda Social.

Por su parte, el comisariado de bienes comunales también sometió a consideración de la asamblea la actualización del padrón de integrantes y la inclusión de todos los habitantes mayores de edad, un esfuerzo que permitirá mantener una mayor vinculación de los pobladores con el territorio, una de las principales cualidades de la comunidad.

La defensa del territorio

La lucha de San Juan Acatitlán ha estado marcada por la defensa de su territorio. Así lo cuenta Sebastián Aguilar, presidente del consejo supremo de gobierno,  quien recuerda que hace unos años rechazaron los ofrecimientos de una minera canadiense para realizar exploración en su territorio, además han participado en algunos esfuerzos para detener la contaminación de las mineras, como fue el rechazo a la Mina de la Guitarra en Temascaltepec.

Las comunidades saben que en la región hay grandes intereses de las trasnacionales mineras por hacerse de recursos naturales, tan importantes como el Uranio —que se extrae ilegalmente por algunas mineras—, y para eso buscan desplazar o someter a los pueblos originarios  con ayuda de los grupos criminales.

Organizarse entre la violencia

La lucha de San Juan Acatitlán se enmarca en un entorno complejo. El reciente operativo enjambre, orquestado por dependencias federales y estatales, que llevó a la captura de siete funcionarios municipales presuntamente vinculados con el crimen organizado no ha modificado prácticamente en nada lo que sucede en la región de Tierra Caliente, los cobros de piso y los impuestos narcos, son el pan de cada día para algunas de las zonas más pobres de la entidad.

Sin embargo, su capacidad de resistencia en ese entorno depende de su organización tradicional, sus decisiones se toman en asamblea bajo el principio del voto a mano alzada, así también se elige a los delegados; las propiedades no pueden ser vendidas a externos y si una persona de fuera quiere llegar a vivir ahí deberá ser aprobada por la asamblea, quien permite este paso si la persona adquiere matrimonio con alguien de la comunidad.

Además cuenta con una historia de participación en movimientos como la Independencia y la Revolución Mexicana, que fue reivindicada durante la asamblea y que permite dotar a sus habitantes de una identidad que también le da fuerza.

Mientras el sol descendía sobre la asamblea, la comunidad ratificó su ruta de lucha. Para ellos, ser municipio no es solo un trámite burocrático, sino una afirmación de su derecho a decidir sobre su territorio, su gente y su futuro.

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