“¿En dónde está la Transformación?”, preguntó un indígena tlahuica de San Juan Atzingo esta tarde, frente a puertas blindadas, que se cerraron frente a él y decenas de integrantes de su pueblo, que habían solicitado audiencia desde el pasado 2 de octubre para ser atendidos.

Segundos antes los ánimos estaban a punto de estallar en respuesta a esa ofensa, cuando algunos pobladores superaron un primer filtro de seguridad, cuyos integrantes salieron huyendo, y empezaron a abrir la puerta metálica instalada “en La casa del pueblo”, parte de las medidas de blindaje y alejamiento gradual que han tenido los legisladores, pese a que por tercera ocasión consecutiva son en su mayoría de Morena, un partido político que se autoasume como de izquierda.

Pero con una paciencia que cumple más de 500 años, los dirigentes llamaron a sus compañeros a la calma, pidiendo “sangre caliente y cabeza fría” para analizar lo que había pasado y tomar decisiones. Tomaron el micrófono y comenzaron a recordar los pasos que dieron, los engaños que tuvieron que soportar para terminar así este martes.







Su organización y lucha fue motivada por la defensa del bosque desde el 2019; su territorio comprende una parte importante del llamado “Bosque de agua” que abastece del vital líquido a la megalópolis; pese a su importancia, ese bosque ha sufrido severos daños por la tala ilegal, encrudeciéndose aún más durante el último mes, lo que ha llevado a los comuneros a ir de los oficios y solicitudes a las marchas, cierre de calles, autodefensas y quema de camiones, en medio de un marcado desinterés de los tres niveles de gobierno, que cada vez los empuja a realizar más acciones de resistencia.
Por las implicaciones de esta lucha, en enero de 2022 realizaron asambleas para determinar la conformación de un municipio indígena y empezar a demandar su reconocimiento, como parte de un proceso de rescate de su identidad y territorio, que puede garantizar la defensa de su bosque.
Entonces, mientras el proceso de defensa del bosque siguió y llegó a la Mañanera -espacio del ex presidente Andrés Manuel López Obrador- en dos ocasiones, los tlahuicas comenzaron a integrar la carpeta para solicitar convertirse en municipio y la entregaron el 12 de octubre de 2023 a la LXI Legislatura mexiquense.
Aquello fue una gran fiesta popular, acudieron danzantes y música, saludaron el triunfo de Delfina Gómez y le pidieron a los legisladores que revisaran la propuesta en el penúltimo periodo legislativo, convencidos que cada requisito establecido en la Ley Reglamentaria del Estado de México había sido cumplido.
Pero no eran los únicos que ya habían pasado por ese proceso, las comunidades mazahuas de Villa Victoria, que en uso de su autodeterminación se han constituido en municipio Indígena Mazahua Tierra de Venados y San Francisco Tlalcilalcalpan, hicieron solicitudes similares desde el 2018, se enfrentaron a dos periodos legislativos que les cerraron las puertas, respaldando la postura que asumió el ex gobernador Alfredo del Mazo Maza, para entorpecer las exigencias y reprimir a las comunidades.
La interminable espera
San Francisco Tlalcilalcalpan cumplió cada uno de los requisitos establecidos en la ley, pero el gobierno estatal maniobró para que sectores priistas de la comunidad intervinieran y detuvieran el proceso.
Luego, la ley fue modificada en 2021 y tuvieron que iniciar el proceso legislativo desde cero ante la LXI Legislatura, la cual pretextó que los cambios no permitían darle continuidad a la petición, aunque ahí figuraba el morenista Maurilio Hernández como presidente de la Junta de Coordinación Política, en realidad uno de los responsables de bloquear las demandas de reconocimiento de los municipios que se ha atascado en la Cámara hasta ahora.
Para 2021 Tlalcilalcalpan y Tierra de Venados se integraron al parlamento abierto para la redacción de la prometida nueva Constitución mexiquense, sin embargo, no fueron convocados a las sesiones presenciales por lo que tuvieron que salir a protestar y denunciar el engaño. En respuesta lograron que se les incluyera a las sesiones, pero después el proceso se convirtió en un engaño para todos los mexiquenses y quedaron fuera.
Entonces, con apoyo del Instituto Nacional de los Pueblos Indígenas, ambos pueblos empezaron a reintegrar su carpeta y consultar las rutas jurídicas que tomaron otras comunidades. Fue entonces cuando los tlahuicas o “pijekak joo” -que quiere decir “lo que yo soy” o “lo que hablo”- aparecieron en escena y entregaron su solicitud.
Pero lejos de cumplir con la orden presidencial de “primero los pobres”, los legisladores arrumbaron su petición, tal como lo dieron a conocer este martes los diputados Vladimir Hernández Villegas y Héctor Karim Carvallo, quienes finalmente salieron en representación de la Comisión de Límites Territoriales. Esa maniobra evitó que los tlahuicas se trasladaran a palacio de Gobierno e irrumpieran en la audiencia ciudadana de Delfina Gómez.
Los diputados dijeron desconocer la iniciativa y los motivos de la visita, aun cuando puntualmente los representantes de San Juan Atzingo informaron a los diputados que acudirían mediante oficios dirigidos el 2 de octubre a José Francisco Vázquez, presidente de la JUCOPO, Maurilio Hernández, presidente de la Mesa Directiva, y al diputado Román Francisco Cortés, presidente de la Comisión de Límites Territoriales del Estado de México y sus municipios, así como a la diputada por su distrito, Martha Azucena Camacho Reynoso. Este día todos ellos estuvieron ausentes.

Los diputados intentaron justificar a sus antecesores diciendo que la solicitud se entregó al final del proceso legislativo, que se atravesaron las elecciones, y que ahora ellos habían terminado apenas ayer las comparecencias de los secretarios del gobierno estatal, pero que se comprometían a que en los próximos meses rescatarían la iniciativa y le darían tramite.

Eduardo González, presidente del ayuntamiento indígena de San Juan Atzingo, junto con otros de los representantes, tuvieron que desmentirlos y demostrar que conocen la ley y los procedimientos legislativos, por lo que no permitirán más engaños.
Entonces los legisladores tuvieron que aceptar iniciar a partir de hoy con la revisión de la “solicitud de creación del municipio de “Atzingo” y recibir el próximo miércoles a una comisión de 10 integrantes de las comunidades tlahuica, además de realizar una visita presencial.
Con esas promesas de palabra, los indígenas regresaron a sus comunidades, dejando atrás una Legislatura mexiquense exhibida, aunque debieron llevar malas noticias para los otros tres pueblos indígenas que quieren también ser reconocidos como municipios y que fueron mencionados al finalizar el mitin, pues los asistentes consideraron necesario unificarse para salir a movilizarse de manera conjunta en el siguiente periodo.
Para entender mejor:


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