Por Rodolfo Ondarza*
El exterminio étnico y el desplazamiento forzado requiere de la muerte de un pueblo, de sus niños, mujeres, de cualquier ser humano perteneciente a una cultura.
Lo que ocurre en Gaza no es una guerra, para que exista una tiene que haber dos ejércitos en conflicto bélico; en Gaza el ejército israelí no combate a otro ejército, extermina a la población civil inerme en un proceso de limpieza étnica.
Para conseguir este genocidio, no únicamente en Gaza, se han empleado diversas tácticas y estrategias de guerra, incluyendo armas químicas con las que se asesina a la poblacion civil desarmada, también creando condiciones insalubres, evitando la atención médica de enfermedades, de partos, destruyendo la esperanza de vida, originando hambrunas. Así, una de las tácticas de guerra usadas por Israel en Gaza es el desmantelamiento del sistema sanitario palestino y el asesinato de los trabajadores de salud.
El Ministerio de Salud de la Franja de Gaza, informó en mayo pasado que más de 35,500 personas han muerto (y se cree que hay más fallecidos bajo los escombros) desde el inicio de la guerra con Israel iniciada el 7 de octubre del año pasado. 78,755 personas han resultado heridas, mujeres y niños representan alrededor de dos tercios de los muertos.
La ofensiva israelí ha desplazado 85% de la población de Gaza que sufre una aguda escasez de alimentos, agua potable y medicinas, mientras que 60% de la infraestructura ha sido dañada o destruida, de acuerdo con la ONU.
Antes del 7 de octubre de 2023, previo al ataque de Hamás a Israel, que resultó en “el asesinato de cientos de civiles israelíes”, así como “la toma de al menos 245 rehenes”, Gaza tenía un sólido sistema de atención médica con 36 hospitales y unos 25,000 médicos, enfermeras y especialistas. Al día de hoy sólo unos 10 o 12 hospitales son operativos parcialmente, han sido destruidas decenas de instalaciones sanitarias, lo que imposibilita la apropiada atención a más de 50,000 personas heridas, de acuerdo con la Oficina de Coordinación de Asuntos Humanitarios (OCHA), de la ONU. A lo que se agrega la desaparición de cerca de 400 escuelas.
Médicos universitarios en formación han sido masacrados, al igual que sus profesores, así como sus escuelas destruidas. Los universitarios palestinos han sido agredidos, como también lo han sido estudiantes y profesores de universidades alrededor del mundo quienes se han manifestado por los derechos humanos del pueblo palestino.
Ningún hospital está en pleno y óptimo funcionamiento. La capacidad quirúrgica es ahora casi inexistente y el escaso personal médico debe hacer frente a la situación con suministros exiguos e insuficientes y sucesos con víctimas masivas.
Desde una perspectiva médico-humanitaria, la violencia a la que se enfrentan los palestinos de Gaza y Cisjordania es anterior al 7 de octubre.
Aproximadamente una cuarta parte de la población refugiada del mundo es refugiada de Palestina y llevan más de 70 años siéndolo. Son la población refugiada más antigua del mundo.
La ocupación israelí actual agravó terriblemente la crisis humanitaria que ya existía en la franja de Gaza, causada por el bloqueo de 16 años de Israel sobre el enclave.
De acuerdo con un informe de Amnistía Internacional del pasado abril “Las autoridades israelíes mantuvieron su sistema de apartheid con la aprobación de leyes que acentuaron aún más la segregación de la población palestina… la desposesión sistemática… la destrucción arbitraria de viviendas, la privación de acceso a los medios de subsistencia y la violencia de los colonos respaldada por el Estado”.
Este infierno ha tratado de ser ocultado. Israel erradica el periodismo en Gaza. Reporteros Sin Fronteras (RSF) “hace balance de una de las guerras más mortíferas para los profesionales de la información. Las cifras son escalofriantes: en cinco meses de guerra, el ejército israelí ha matado a 103 periodistas en Gaza… Los tres primeros meses de la guerra han sido los más mortíferos para los periodistas: cerca de 80% de los 103 periodistas asesinados lo fueron entre el 7 de octubre y el 31 de diciembre de 2023. Durante este periodo, fue asesinado casi un periodista al día”.
Ataques, redadas e incursiones: ocho meses de incesantes ofensivas contra la asistencia sanitaria en territorios palestinos ocupados.
Médicos Sin Fronteras ha documentado ataques aéreos que han dañado hospitales y matado a cientos de personas, disparando tanques contra refugios acordados, haciendo ofensivas terrestres contra centros médicos y convoyes sin haber recibido “ninguna rendición de cuentas ni admisión de responsabilidad por los asesinatos, las mutilaciones o la deshumanización de nuestro personal y nuestros pacientes”.
Diferentes organizaciones como la Sociedad de la Media Luna Roja Palestina afirman que las fuerzas israelíes atacaron deliberadamente a su equipo cuando evacuaba heridos. Masacres similares se han descrito sobre la población que huía o que descargaba ayuda humanitaria.
En febrero, al menos 340 médicos palestinos habían sido masacrados. Para mayo la cifra se había incrementado a unos 493 trabajadores sanitarios muertos. Las bajas entre profesionales de enfermería, paramédicos, laboratoristas, técnicos, etc. son mayúsculas.
Médicos Sin Fronteras se ha pronunciado en contra del asesinato de colegas y pacientes sin obtener respuesta alguna.
El sistema sanitario de la Franja de Gaza ha sido colapsado sistemáticamente ante la ofensiva israelí, requiriendo urgentemente personal, suministros y acceso. El bloqueo a Gaza para el acceso de ayuda humanitaria impide que los hospitales cuenten con combustible, electricidad, agua, suministros médicos y personal.
Se encuentran en una situación más extrema que en otras zonas de conflicto y posconflicto.
La salud mental de la población de Gaza -incluido el personal médico- se encuentra deteriorada y afectada por como estrés postraumático, ansiedad, depresión y estrés, y cuadros psicosomáticos. No hay servicios de atención para quienes padecen trastornos mentales graves.
Es un horror infernal lo que viven las víctimas civiles en Palestina, miles de pacientes que tienen toda la gama de heridas de guerra, heridas de bala, traumatismos abiertos de cráneo, horrendas heridas abiertas, laceraciones por explosiones, quemaduras graves con fracturas expuestas, pacientes sin brazos o piernas, evisceraciones, lesiones por aplastamiento por los edificios derrumbados; los afectados son desde madres gestantes, recién nacidos, niños, mujeres, hombres hasta personas de edad avanzada.
Se practican cesáreas, amputaciones y toda suerte de procedimientos quirúrgicos de urgencia sin anestesia en medio de la escasez de suministros médicos y de energía; a veces los médicos tienen que atender partos prematuros de madres moribundas.
Según UNICEF, a 1,000 niños y niñas heridos les fueron amputadas las piernas en condiciones inadecuadas.
En este funesto listado se incluyen las víctimas de bombas de fósforo blanco, principalmente niños y ancianos, estas bombas provocaron cientos de casos de asfixia, de acuerdo a denuncias de fuentes médicas palestinas, ello a pesar de que dichas bombas están prohibidas internacionalmente como lo señala la Convención de Ginebra de 1980, que prohíbe explícitamente su uso como armas incendiarias contra los seres humanos y el medio ambiente.
Los pacientes son atendidos en el piso manchado de sangre, esperan horas o días para recibir atención; requieren analgésicos, anestésicos, antibióticos, toda clase de medicamentos, gasas, instrumental para cirugía, etc.
Soy médico, neurocirujano, y me pregunto que podría hacer por alguien con heridas craneoencefálicas, en columna vertebral o en nervio periférico, sin agua, sin corriente eléctrica, sin medidas de esterilización, sin un laboratorio ni un banco de sangre, sin medios diagnósticos de neuroimagen, sin suturas, sin gasas ni vendas, sin el instrumental quirúrgico apropiado, ni anestésicos o medicamentos. Ya no pensemos en equipos de alta especialidad.
La morbilidad-mortalidad sería enorme y el sufrimiento de los pacientes indecible. Sería un retroceso a la Edad Media y en un contexto de barbarie extrema.
La OMS informó que más de 600 pacientes y miembros del personal médico han muerto en ataques dirigidos contra instalaciones sanitarias, incluidas más de 76 ambulancias.
Médicos y enfermeras palestinos trabajan en turnos en el hospital durante el día y buscan comida y refugio para sus familias por la noche.
Más de 85% de los 2.3 millones de habitantes de Gaza se han quedado sin hogar. Al término del año pasado habían sido destruidas unas 65,000 viviendas, con el consiguiente desplazamiento forzado de 1.9 millones de personas palestinas.
Los hospitales se convirtieron de facto en un refugio al que miles de personas acuden en busca de un refugio y un espacio seguro.
Según OCHA, unas 117,000 personas desplazadas están refugiadas en los 10 hospitales semioperativos en la ciudad de Gaza y en otras zonas del norte. El hacinamiento existente en los refugios improvisados sin agua potable ni saneamiento lo que ha ocasionado infecciones respiratorias, estomacales y cutáneas.
La devastación va mucho más allá de los muertos por heridas de guerra. Los palestinos en Gaza enfrentan la imposibilidad de acceder al derecho humano a la salud, lo cual incrementa el número de muertes evitables, causadas por la interrupción de la atención sanitaria crítica.
Se estima que unas 8,000 personas más podrían morir en Gaza en los próximos meses por la crisis de salud pública causada por la guerra; según un informe de investigadores independientes ñ, elaborado por académicos de la Escuela de Higiene y Medicina Tropical de Londres y el Centro Johns Hopkins de Salud Humanitaria de Estados Unidos, el exceso de muertes podría llegar a 85,570, de las cuales 68,650 estarían relacionadas con lesiones traumáticas. Esto se originaría por la intensificación de los brotes de enfermedades infecciosas como el cólera y la falta de acceso a la atención sanitaria para padecimientos como la diabetes, aunados a la hambruna generada por la situación y por las dificultades para entregar ayuda humanitaria.
En sólo dos de los centros de atención primaria, gestionados por Médicos Sin Fronteras ubicados en las zonas de Al Shaboura y Al Mawasi, son atendidos unas 5,000 consultas médicas semanales, en promedio.
Más de 40% de estas consultas son de pacientes con infecciones de las vías respiratorias superiores. Se ha observado también un número creciente de casos sospechosos de hepatitis A.
En los últimos tres meses de 2023, los casos de enfermedades diarreicas registrados en niños menores de 5 años fueron 25 veces superiores a los del mismo periodo de 2022.
Entre enero y marzo de 2024, los equipos trataron a 216 niños menores de 5 años por desnutrición aguda moderada o grave, casi inexistente antes del conflicto actual.
“Con los hospitales desbordados de pacientes de trauma, las personas con otro tipo de necesidades médicas, como embarazadas con complicaciones y personas con enfermedades crónicas, a menudo no pueden recibir la atención que necesitan… En nuestras clínicas, las consultas por hipertensión, diabetes, asma, epilepsia y cáncer han ido aumentando a medida que los pacientes buscan seguimiento y medicación. Sin embargo, si su estado empeora y necesitan medicación o equipos especializados, cada vez más difíciles de conseguir en Gaza, poco se puede hacer por ellos”.
Israel ha utilizado el hambre y la sed como armas de guerra. La hambruna es una sombra mortal que persigue al pueblo de Palestina, muchos se han visto obligados a comer forraje para animales para sobrevivir. La ONU ha señalado que un cuarto de los 2.3 millones de palestinos que viven en Gaza están en riesgo de hambruna, exponiendo a la población a muerte por enfermedades que de otro modo serían curables, con especial riesgo para las mujeres embarazadas y lactantes.
Existe una grave preocupación, ya que 90% de los niños menores de dos años vive en “pobreza alimentaria grave” y “sólo obtiene cereales o leche” para comer esporádicamente, sufriendo desnutrición aguda y emaciación.
Israel ha procedido impunemente en contra de los principios humanitarios fundamentales del Derecho Internacional Humanitario.
El Convenio de Ginebra y otros tratados internacionales han sido violados flagrantemente por Israel en lo relativo a la protección debida a las personas civiles en tiempo de guerra, protección general de los heridos y los enfermos, así como de niños y ancianos, inválidos y las mujeres encinta, lo mismo en torno a la evacuación y paso del personal y del material sanitario, la protección contra ataques a los hospitales civiles, el respeto y protección al personal regular asignado al funcionamiento o a la administración de los hospitales civiles, incluyendo el personal de búsqueda, transporte y de la asistencia de las víctimas.
También han sido afectados los traslados efectuados por vía terrestre en convoyes de vehículos y en trenes-hospitales o por vía marítima, así como por aeronaves exclusivamente empleadas para el trasporte de pacientes, personal y material sanitarios.
El libre paso de medicamentos y material sanitario destinados a la población civil, y el libre paso de todo envío de víveres indispensables, de ropa, etc., reservados para los niños de menos de quince años y para las mujeres encintas o parturientas ha sido bloqueado, contraviniendo las medidas especiales en favor de la infancia.
Los trabajadores sanitarios en Gaza hacen lo imposible por curar, bajo las condiciones más precarias y hostiles: sin luz o entre sombras macabras, escuchan alaridos de dolor, desesperación, impotencia y son testigos de los últimos suspiros de cientos de personas aspirando el olor a sangre, a carne quemada, a putrefacción. Las vidas se les escapan entre los dedos mientras buscan, sin encontrar, el medicamento que podría salvarlos. Lo hacen dejando su propia vida del azar y a merced de quien detona la metralla contra la inocencia en un alarde a su demencia.
Las acciones médicas de los trabajadores de salud en Gaza son extraordinariamente heroicas y de alto riesgo. Hay trabajadores sanitarios increíblemente valientes en toda Gaza que se quedan y cuidan a la gente porque no hay nadie más que pueda hacerlo. En medio de escenas de terror se niegan terminantemente a renunciar y a abandonar a sus pacientes.
Las sociedades médicas no pueden ser apáticas ni indiferentes ni abandonar a su suerte a las víctimas palestinas, tampoco a los trabajadores de salud que diariamente arriesgan sus vidas por salvar a sus pacientes.
Nada justifica lo que ha sufrido por muchos meses la poblacion civil y los equipos médicos en Gaza, es absolutamente inaceptable, como inaceptable es el silencio cómplice.
Es vital el pronunciamiento de cese inmediato al fuego y a todo tipo de hostilidades contra el pueblo palestino, así como la acción solidaria inmediata de las sociedades médicas a nivel internacional, y de la humanidad entera, para quienes desarmados han sufrido heridas y pérdidas de sus seres queridos y de sus posesiones.
Se requiere empatía y verdadero apoyo humanitario para nuestras y nuestros colegas, quienes pese a su devastamiento personal, físico y mental se aferran con todas sus fuerzas a sus unidades médicas, ofrendando sus vidas para aliviar a las víctimas, a pesar de no contar con los requerimientos mínimos.
No cabe el silencio, ni las miradas impávidas de las sociedades médicas ante esta masacre. ¿Qué nivel de horror se tiene que alcanzar para que exijamos la paz? Los gobiernos han probado su ineptitud para detener la masacre, gobiernos que se comportan como un gobierno mundial antihumano.
Ahora es Gaza, pero existe más de una docena de frentes de guerra en el mundo. Uno de ellos nos tiene al borde de la guerra nuclear en Ucrania. Gaza es una terrible muestra de lo que puede significar una conflagración mundial.
La vida ha perdido su valor y su sentido en Gaza.
Pugnemos y hagamos presión para que este derecho del pueblo palestino adquiera una visión universal y que Palestina sea plenamente reconocido y admitido como miembro de las Naciones Unidas; ademas de consolidado el Estado Palestino de forma política y económicamente viable, de conformidad con el derecho internacional.
El acceso a la justicia es un derecho de cualquier ser humano, es un derecho del pueblo palestino.
Se ha presentado este caso por Sudáfrica ante la Corte Internacional de Justicia solicitándose medidas provisionales por genocidio cometido por Israel contra Palestina.
México solicitó a la Corte Internacional de Justicia (CIJ), creada en 1945 por la Carta de las Naciones Unidas y principal órgano judicial de las Naciones Unidas, intervenir en la demanda que Sudáfrica interpuso contra Israel por actos de «genocidio» y debido a la escalada de violencia en contra de objetivos civiles en la Franja de Gaza, invocando, como miembro de la Convención para la Prevención y la Sanción del Crimen de Genocidio, el artículo 63 del Estatuto de la Corte.
Alcemos nuestra voz para que nuestros países se sumen en este sentido.
El fiscal de la Corte Penal Internacional (CPI), Karim Khan, solicitó órdenes de arresto contra el primer ministro de Israel, Benjamin Netanyahu, y el principal líder de Hamás, Yahya Sinwar, entre otros.
Karim Khan ha pedido a los jueces de la CPI, surgida de los Estatutos de Roma, con sede en La Haya, Países Bajos, que se emitan órdenes de detención contra Netanyahu, su ministro de defensa y la cúpula de Hamás, por crímenes de guerra y crímenes de lesa humanidad.
«Los crímenes incluyen la inanición de civiles como método de guerra; causar intencionadamente grandes sufrimientos, lesiones graves al cuerpo o a la salud o tratos crueles; matar o asesinar intencionadamente; dirigir intencionadamente ataques contra una población civil; así como crímenes contra la humanidad como exterminio y/o asesinato; persecución y acusaciones de haber cometido otros actos inhumanos”.
Unamos esfuerzos para que estos crímenes no queden impunes y que se detenga y procese a los responsables. Es imperativo que la humanidad cobre plena conciencia del genocidio y limpieza étnica que ocurre en Gaza. Hagamos un fuerte llamado a la conciencia sobre este lacerante genocidio.
Médicas y médicos de México, de América, del mundo entero, personal de enfermería y trabajadores todos de salud, organismos civiles, ciudadanos, unámonos todos en una conciencia por la paz y el cese inmediato al fuego.
Organizados a través de nuestras sociedades, hagamos un llamado humanitario exigiendo la paz y un cese inmediato al fuego; extendamos nuestras manos y conocimientos a un pueblo hermano cuya supervivencia representa nuestra propia sobrevivencia como médicos, como especie humana.
Hagamos una Intervención Humana directa a favor del pueblo y de los trabajadores de salud palestinos.
Hago un llamado a las diversas sociedades, organizaciones y colegios médicos, de enfermería y otros para que realicen un posicionamiento sobre los crímenes cometidos en contra de la población civil y los trabajadores sanitarios palestinos; también para que informen a la población sobre los riesgos de una conflagración mundial y sobre los peligros que implica el uso de armas nucleares, biológicas y químicas; para que sus líderes y presidencias organicen y abanderen el envío de ayuda humanitaria a Palestina.
Te llamo a que participes realizando donativos a la Cruz Roja Internacional, a Médicos Sin Fronteras, a Unicef, etc., y a que difundas extensamente y de manera continua esta información hasta que termine el sufrimiento del pueblo y de los trabajadores de salud palestinos.
Muchas gracias.
*Rodolfo Ondarza-Rovira. Neurocirujano, activista en defensa de DDHH. México
Si te interesa saber más sobre lo que pasa en Palestina te invitamos a ver:


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