Maternar en y desde prisión: microcosmos de la sociedad

Por: Patricia Ramírez

Infografías: Dulce Reyes

En el penal de Santiaguito, en el Estado de México, existen mujeres que ejercen la maternidad,  para hacerlo, ellas se circunscriben a las posibilidades legales de la ley de ejecución penal y prácticas que las condiciones les permiten, es así que entre juicios morales, condiciones físicas difíciles y el control penitenciario, las mujeres hacen de su maternidad una forma de sostenerse emocionalmente.

Dulce Reyes, investigadora que forma parte de la Red de académicas feministas y del Círculo feminista Alaíde Foppa, realizó en el Estado de México una investigación a propósito de las mujeres que maternan desde prisión. Se trata de una investigación que realizó con apoyo del Programa de investigadoras e investigadores Comecyt y a través de la cual pudo tener un acercamiento a las mujeres que, en la entidad, están presas y maternan desde prisión o tienen hijos o hijas viviendo fuera del centro de detención.

La investigadora se encuentra con una realidad compleja que muestra que las mujeres que toman la decisión de ser madres en prisión, o que lo son al ser ingresadas, tienen una posibilidad emocional de sostenerse pero, al mismo tiempo, existe una serie de emociones negativas por las posibilidades que les deja el internamiento, es el caso de la inseguridad en prisión o las condiciones socioeconómicas que puedan tener dentro. 

Las emociones

Desde el embarazo, existen casos de mujeres que no reciben apoyo para el cuidado de su salud, lo que implica incertidumbre de su estado y del de su bebé, el cual se extiende a la estadía en el hospital y a la vuelta al centro de readaptación donde, en la mayoría de los casos, mantienen las mismas condiciones que el resto de las presas. Cuando todo esto pasa, deben pensar en el externamiento de los niños, que llega forzosamente a los tres años, ya sea con familiares o a instituciones como el DIF.  Por todo lo anterior, la intranquilidad es permanente, además de que la separación de las madres y el hijo o hija, aunque es un proceso paulatino, no deja de ser doloroso.

El sistema penitenciario requiere trabajar más en la comprensión de las circunstancias y en la importancia de atender el tema que afecta a las mujeres, pero también a niñas, niños y adolescentes con referentes en prisión.

Específicamente en el penal de Santiaguito existe una bebeteca, planeada, impulsada y pagada por una asociación civil, como un espacio más armónico para las infancias y para ejercer la maternidad.

Esta emoción está presente en la mayoría de las mujeres que maternan desde prisión. En algunos casos esta emoción es la que empuja a las mujeres a evitar que sus hijos las visiten o cuando los niños o niñas están adentro a no poder brindarles un espacio de conocimiento más amplio.

La doble condena

Las mujeres además de estar pagando una condena por un delito que pudieron o no cometer, según sus testimonios, para la institución tienen esta segunda “condena” de ser mujeres que están maternando. En este sentido, Dulce Reyes menciona que hacen falta protocolos para visibilizar y atender esta situación, así como una vinculación con la academia y la sociedad civil para generar los protocolos de atención necesarios, tal como el acompañamiento socioemocional.

Aunque hay una variación en el número de mujeres que están maternando en el penal de Santiaguito —debido a que los niños y niñas se van externalizando—, en el Estado de México, más del 74% de las mujeres privadas de la libertad tienen hijos o hijas que viven fuera y siguen ejerciendo su labor, pues en muchos casos hay paternidades ausentes y quienes se encargan son los abuelos o familiares de las mujeres.

El microcosmos de la prisión

La prisión es un microcosmos en donde las condiciones económicas y sociales afectan a las madres, esto es, si tienen condiciones de solvencia económica y apoyo de sus familiares, ellas pueden estar más cerca de sus hijos o hablar con quienes están afuera con mayor frecuencia; de lo contrario, deben trabajar para otras internas o vender productos o comida para hacerse de los recursos de manutención necesarios.

Así, las mujeres internas que tienen una red social fortalecida tienen niveles más bajos de incertidumbre o tristeza porque no hay una preocupación económica o de cuidado; en estos casos, una emoción que puede percibirse es la del orgullo por lo que sus hijos o hijas hacen afuera, es el caso del estudio o del trabajo.

El mandato de género y el contexto

Desde la perspectiva de género, Dulce Reyes menciona que la maternidad es un mandato de género que no se puede cortar aún dentro de prisión, por lo que esta necesidad, en el entendido del ser mujer, se mantiene, además, también son juzgadas y cuestionadas en torno al ser “buena” o “mala” madre.

Por otra parte, cuando hay un cuestionamiento al contexto en el que viven los niños o niñas dentro de prisión, no hay que perder de vista que las mujeres también educan a sus hijos con lo aprendido afuera: diferencias o estereotipos de género.

La idea de que los niños dentro de prisión están susceptibles a la violencia del entorno puede ser cuestionable en la medida de que también los niños afuera tienen acceso a dispositivos y entornos que son violentos y agresivos, esto lleva a la reflexión acerca de la necesidad de trabajar en generar mejores condiciones de vida y de crianza para las infancias.

Dulce Reyes señala que el mandato de género de la maternidad (que según algunas teorías feministas son estereotipos y roles impuestos creados y perpetuados socialmente a partir de la condición sexual de las mujeres) no se coarta con condiciones como la privación de la libertad, no obstante, por eso mismo podría no ser una decisión tan consiente, sino resultado de una carga sociocultural.

Por otra parte, agrega, maternar es un derecho y es importante que las instituciones tomen acciones, desde el sistema penitenciario –en vinculación con la academia y la sociedad civil– para generar circunstancias de buenas prácticas que redunden en mejores condiciones de vida de las infancias que viven dentro y fuera y que están relacionadas con mujeres presas.

Deja un comentario