Daniela Pérez fue víctima de hostigamiento sexual por parte de José Ángel «N», un profesor que le impartía clase en la Facultad de Economía de la Universidad Autónoma del Estado de México. La violencia perpetuada por José Ángel «N» le provocó afectaciones a su salud mental, pues la alumna se sintió intimidada y amenazada por el catedrático, quien le insinuó que podía truncar sus estudios.
El hostigamiento sexual es una forma de violencia que se da en relaciones subordinadas, es decir, cuando una persona tiene una jerarquía mayor y ejerce poder sobre otra; «se expresa en conductas verbales, físicas o ambas, relacionadas con la sexualidad de connotación lasciva», señala el Instituto Nacional de las Mujeres (Inmujeres); esto lo enfrentó Daniela durante un semestre.
La alumna explicó en entrevista que José Ángel «N» comenzó la violencia con miradas lascivas durante clases y revisiones de trabajos, pero también en formas particulares «especialmente estrictas» de evaluar su desempeño; además no recibía retroalimentación de las notas que obtenía en sus tareas y exámenes.
«En mi caso la calificación se otorgaba por criterio personal de maestro, no estaba sustentada. Me perjudicaba bastante, ya que por su propio criterio yo nunca lograba tener las calificaciones de los trabajos y esto no se me avisaba en el momento adecuado»,explicó Daniela.
Daniela intentó hacer caso omiso a estas actitudes, pero preguntó a sus compañeros si el profesor solía tener este comportamiento y ellos dijeron que no; sin embargo, en ese momento ella no tenía las herramientas para identificar que se enfrentaba a una situación de hostigamiento sexual, este no reconocimiento de la violencia es común y forma parte del círculo de violencia al que se enfrentan las víctimas.
La primera fase de ese círculo —y la más difícil de identificar— es la «acumulación de tensión» y se caracteriza por la violencia psicológica. En esta etapa el agresor aísla, crítica, humilla y manipula para confundir a la víctima y hacerle creer que la situación que vive es su responsabilidad. Esto le sucedió a Daniela cuando el profesor la aisló para impedirle que trabajara en equipo y mantuviera contacto con sus compañeros de clase.
La situación generó que Daniela no tuviera oportunidad de acercarse a sus compañeros para realizar sus trabajos y no le quedara más opción que recurrir al profesor para aclarar dudas, lo que la ponía en una situación vulnerable. Lo mismo ocurría con la asignación de temas, a ella siempre le tocaban los más complicados o los que necesitaban de investigaciones más profundas para obtener los datos.
Fue al final del semestre de este 2023 —primera semana de diciembre— que la alumna se sintió acorralada y angustiada: «la situación explotó cuando me evaluó y no exenté». Daniela no promedió con 8 para exentar la asignatura debido a los criterios del profesor, los cuales jamás fueron aclarados. En ese momento, las insinuaciones por parte de José Ángel «N» se intensificaron: primero le impidió realizar el examen final al que la comunidad estudiantil tiene derecho; después, al ver la preocupación de Daniela y su interés por pasar la materia, el profesor le dejó claro que no podía hacer más trabajos, pero insistía en contactar a la alumna para decirle: «piensa en algo interesante para mí y que tú puedas continuar tu carrera».
El profesor utilizó su puesto jerárquico para amenazar a la alumna con no pasar la materia si no le daba algo «interesante y deseable»: conductas verbales de connotación sexual lasciva identificadas como hostigamiento sexual por el Inmujeres. El profesor acorraló a Daniela a tal punto en el que la alumna vivía un «estado de alerta» que le provocó inseguridad, impotencia y agobio, que la hizo sentir vulnerable. Daniela sentía miedo y pánico cada vez que José Ángel la contactaba para presionarla y obtener la respuesta que él quería.
Gracias al apoyo de su familia, la estudiante identificó la violencia que sufría y decidió alzar la voz. El siete de diciembre acudió a la dirección de la Facultad de Economía con todas las pruebas, pero le dijeron que ahí no podían resolver nada. Posteriormente, el 13 de diciembre, asistió al edificio UAEMitas, a Responsabilidad Universitaria, para iniciar la queja formal contra el profesor. Desafortunadamente, no fue hasta que el caso se hizo público que la universidad prestó mayor atención a la situación.
“Cuando simplemente acudí a presentar las pruebas y a explicar la situación [en la Facultad de Economía], se me comenta que en ese punto no se puede hacer nada y que se me remitía a la siguiente institución, que es UAEMitas. A partir de que la situación fue pública, fue que hubo una reacción por parte de las instancias de la UAEMex y tuvieron un acercamiento conmigo”, denunció la alumna.
La falta de capacitación de las autoridades de la Facultad de Economía derivó en la revictimización de la alumna y en que no se le brindara orientación y acompañamiento psicológico y legal para hacer frente a la situación.“Todo el proceso de los días subsecuentes a la denuncia, lo vi sola, lo viví con mi familia, no se me remitió de inmediato a una forma de acompañamiento por parte de la institución”.
Cambia UAEMex protocolo para atender la violencia de género
El caso de Daniela es uno más de la violencia contra las mujeres en la UAEMex, como lo demostraron los paros estudiantiles realizados en febrero de 2020, cuando alumnas de la Facultad de Ciencias de la Conducta de la UAEMex denunciaron una red de tráfico de fotografías íntimas que eran publicadas en internet por un estudiante de esta facultad. El 21 de febrero la comunidad estudiantil llamó a un paro de tres días y entregaron a los directivos un pliego petitorio en donde exigían que el alumno implicado fuera expulsado por violencia cibernética.
Esta situación —y el impulso del movimiento feminista— hicieron posible que alumnas de otras facultades levantaran la voz para denunciar la violencia al interior de la UAEMex. En total, siete planteles realizaron un paro estudiantil para exigir una educación democrática, popular y libre de violencia de género.
Una de las propuestas principales fue que la universidad implementara un protocolo que atendiera, desde una perspectiva integral y de derechos humanos, la violencia que enfrentaban las estudiantes. El Protocolo para prevenir, atender y sancionar la violencia de género en la Universidad Autónoma del Estado de México fue publicado en enero de 2021 y en sus antecedentes destaca que “el documento recupera los resultados del trabajo de diálogo llevado a cabo en mesas colaborativas organizadas por la Universidad Autónoma del Estado de México con los comités de representantes del alumnado en diferentes facultades y centros académicos”.
El protocolo buscaba ser un mecanismo con enfoque de derechos humanos que fomentara la cultura de paz al interior de la UAEMex. Tenía el objetivo de “permitir la coordinación entre las instancias universitarias para actuar de manera eficiente y especializada en los casos de violencia de género […], bajo las premisas de prevención de la violencia, acceso a la justicia, derecho a la verdad y atención integral”. Sin embargo, este protocolo fue suplido por el Reglamento de Procedimiento de Responsabilidad Universitaria sin dar aviso a la comunidad estudiantil.
De acuerdo con Mariana Solís —exalumna de la Facultad de Derecho e integrante de Acompañantas Violeta—, la modificación en el procedimiento para iniciar una queja por violencia de género se vio afectada con el nuevo Reglamento de Responsabilidad Universitaria, pues el protocolo menciona en su Título Quinto un cronograma detallado para atender casos de violencia de género, lo que permitía a las víctimas y a las instituciones actuar de forma no revictimizante y desde el respeto a los derechos humanos de las denunciantes.
El Protocolo para prevenir, atender y sancionar la violencia de género detalla que las instancias universitarias encargadas de tratar asuntos relacionados con esta problemática son los siguientes:
a. Los espacios académicos, representados por la persona titular de la Dirección,
Subdirección o Coordinación, según corresponda;
b. La Oficina del Abogado General;
c. La Dirección General de Evaluación y Control de la Gestión Universitaria;
d. La Defensoría de los Derechos Universitarios;
e. La Dirección de Seguridad y Protección Universitaria;
f. La Dirección General de Comunicación Universitaria, y
g. La Coordinación Institucional de Equidad de Género.
Sin embargo, el Reglamento de Responsabilidad Universitaria señala que ahora las víctimas solo pueden acudir con las autoridades de Responsabilidad Universitaria para iniciar una queja. Para Mariana Solís, este cambio es en beneficio de la institución, pues la UAEMex busca reducir lo menor posible el número de denuncias.
“El reglamento está tan mal hecho que es muy fácil que te rechacen la denuncia. Además, tiene muchos huecos y nunca se tiene certeza de qué está pasando”, explicó Mariana.
La mala elaboración del Reglamento Universitario la vivió Daniela, quien mencionó que no tuvo orientación ni acompañamiento jurídico para elaborar la queja que presentaría en el área de Responsabilidad Universitaria y no solo eso, sino que en su denuncia, en un primer momento, no hubo credibilidad, pese a que tenía las pruebas: “para que tú, como alumno, puedas tener algún respaldo va a ser por la presión que se ejerza a través de los medios. Porque si tú solo brindas tu testimonio no va a proceder […], da mucho miedo alzar la voz y es un proceso muy complicado que te vulnera de muchas formas”.
Las autoridades de la UAEMex continúan ejerciendo violencia contra la comunidad estudiantil que decide denunciar al modificar procedimientos elaborados en beneficio de las y los estudiantes; además, de que menosprecia el trabajo de las y los alumnos que estuvieron en paro y coadyuvaron para elaborar el Protocolo para prevenir, atender y sancionar la violencia de género en la Universidad Autónoma del Estado de México.


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