Texcapilla, el derecho a la autodefensa

La escena de una niña mirando con curiosidad el cuerpo calcinado de un hombre y exclamando: “ese es el payaso”, forma parte del trágico escenario que por años ha tenido el sur del Estado de México; allá se han tomado fotos y videos profundamente perturbadores: ventanas del futuro al que avanzan cada vez más municipios, pese a la larga lista de “acciones” que los distintos niveles de gobierno puedan enumerar.

Sin embargo, esta vez las imágenes muestran un cambio en la secuencia de atrocidades, pues lo sucedido en el municipio de Texcaltitlán, donde murieron 10 sicarios y cuatro comuneros, ha sido resultado de la autodefensa de una comunidad que ha enfrentado con machetes y armas sencillas, el poder del crimen organizado, cuyo nivel de fuego en ocasiones ha superado a policías y militares.

No es el cambio que se quisiera ver desde las instituciones del Estado, es la respuesta a su completa ausencia. Basta mirar  la esquela que la página de Sultepec Morena Mx le ha redactado este domingo a Noé Olivares Alpizar, el delegado de Texcapilla que murió en el enfrentamiento, para ver lo profundo de la situación; en ésta se señala que Noé fue fundador de Morena en el municipio de Texcaltitlán y fue para sus vecinos un héroe, pues ha sido reconocido su papel en la movilización social que llevó a que se diera una respuesta organizada al grupo criminal que se apersonó a cobrar el derecho de piso.

Otras esquelas en redes comparan a Noé con Miguel Hidalgo y señalan que ha mostrado el camino, eso mientras López Obrador visitaba este sábado Tejupilco, uno de los municipios en los que la Familia Michoacana tiene importante asiento y control.

Desde la tribuna AMLO exclamó: “Lo que estamos haciendo ahora entre todos desde abajo es una revolución, pero pacífica, una transformación, eso sí, igual de profunda como la Independencia, como la Reforma, como la Revolución, porque estamos arrancando de raíz la corrupción, que era el principal problema de México”

Lo paradójico de que un fundador de Morena haya llamado a tomar las armas –en el marco de la “revolución pacífica” que pregona la cuarta transformación– y haya caído en combate, da cuenta de que la vía de llamarle a las autoridades y esperar su acción ha quedado agotada.

Aunque no se acepte explícitamente, el mensaje de Delfina Gómez de este sábado en Toluca, de manera conjunta con la Fiscalía y su Secretario de Seguridad, evidencian un reconocimiento implícito a la respuesta social. En ningún momento se habló de investigar y deslindar de responsabilidades a los pobladores o de que nadie debe hacer justicia por su propia mano, por el contrario se les prometió reforzar su seguridad y darles tranquilidad.

Se trata de la transformación venida de abajo y de la conquista del derecho a la legitima defensa que se expresó en Texcapilla y que, dado el escenario los pobladores no sólo están obligados a mantenerse con los machetes en alto, sino incluso a generalizar esa resistencia en la región como única vía de cambio; pese a que el llamado de López Obrador a la sociedad este centrado en darle  “responsabilidad” en lo relacionado al consumo de drogas: “Tenemos que combatir el narcotráfico y esto que está pasando que ayer lamentablemente se dio en el Estado de México, la extorsión, el llamado pago de piso, todo eso lo tenemos que combatir, pero entre todos, no olviden que le demos atención a que no aumente el consumo, porque si eso crece ahí sería ya muy difícil”, señaló este sábado en su visita a Pungabarato, Guerrero.

Un recorrido por la autodefensa

En enero del 2014 Alejandro Encinas –entonces senador– señaló públicamente que en 11 municipios de la entidad existían grupos de autodefensa. Muy cerca de esa fecha integrantes del Frente Popular Campesino Francisco Villa anunciaron la creación de grupos de este tipo en Amatepec y otras dos entidades del sur del estado, pero casi inmediatamente fueron desarticulados por el crimen organizado; en los restantes municipios los procesos también se diluyeron.

En Michoacán y Guerrero ya se ha tenido un interminable recorrido de altas y bajas, de avances y retrocesos, es decir, en México hay una experiencia concreta a la que las comunidades pueden recurrir para no caer en los mismos errores.

En Michoacán, por ejemplo, hace 10 años surgieron las autodefensas, grupos de civiles armados que pretendían combatir al cartel de los Caballeros Templarios y que en dos años reunieron a más de quince mil hombres en 34 municipios, según lo recupera Romain Le Cour en la revista Gatopardo. Estos grupos lograron en determinados momentos terminar con células del crimen organizado, sin embargo, entraron en descomposición cuando los propios carteles infiltraron e hicieron suyos esos procesos para golpear a sus rivales, también se convirtieron en instrumentos del gobierno y de los intereses que empezaron a representar al recibir inversión económica de empresarios que se veían afectados por los grupos criminales. En otras palabras se alejaron de la articulación social.

En Michoacán, comunidades como Cherán no solo expulsaron con machetes y otras armas a los talamontes y narcotraficantes, sino que desde hace unos años iniciaron un proceso de autogobierno y de recuperación de sus usos y costumbres como comunidad indígena, lo que los ha llevado a rescatar y garantizar la seguridad en su territorio.

En el mismo sentido, en Guerrero hace 28 años surgió la Coordinadora Regional de Autoridades Comunitarias-Policía Comunitaria, que como su nombre lo dice aglutina a autoridades y policías emanados y vigilados por sus comunidades, actualmente medios estiman que tiene presencia en 215 comunidades y 29 municipios de las regiones Montaña y Costa Chica.

En la actualidad estas expresiones se mantienen y pelean por su reconocimiento por parte del Estado, el cual ya está plasmado en la ley 701 del estado de Guerrero, que los gobiernos buscan modificar para evitar que esta forma de organización se mantenga y sustituirla con la presencia militar.

Pero sus palabras son claras, “el gobierno manda (soldados) sólo por un periodo, se acaba y se van, y sigue la delincuencia. Por eso aquí la vigilancia es permanente, la policía civil resguarda a la ciudadanía. Nosotros no estamos de acuerdo con que (los militares) regresen”, dijo en octubre de 2022  el líder de la Coordinadora Regional de Autoridades Comunitarias-Policía Comunitaria (CRAC-PC), Angelín Avilés García para La Jornada.

La ausencia de seguridad en muchas comunidades del país se ha transformado en formas de gobierno popular, como la vía que, por necesidad, se ha tenido que transitar.

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