Norma Dianey, la desaparición que nos convoca a protestar

  
Hace más de cinco años, el 15 de enero del 2018, Norma Dianey García García salió de su trabajo en un banco de Coppel, en los límites de Nezahualcóyotl y Chimalhuacán, Estado de México, y abordó una combi rumbo a su casa. Esa noche fue la última vez que alguien la vio. 

Tras ser desaparecida, a la familia de Norma se le comenzó a exigir la cantidad semanal de $100,000 pesos, que pagaron con esfuerzo durante seis largas semanas, sin que eso sirviera para que la liberaran.

 
Tras la presión de los familiares de Norma, la Fiscalía General del Estado de México detuvo a dos implicados, quienes resultaron ser padre e hijo. Tras ser investigados confesaron su crimen y dieron la ubicación del paradero de la joven, pero hasta la fecha sigue desaparecida y no hay huella de sus restos.

 
A los cinco meses de ser procesados, el hijo murió dentro del penal y el padre fue liberado porque no había “cuerpo del delito”.  Además, sin protección de las autoridades, la familia ha tenido que librar acoso y hasta balaceras en su domicilio.

 
Este próximo 20 de octubre Norma cumple 30 años y sus familiares la recuerdan como una chica trabajadora y estudiosa que soñaba con terminar su licenciatura en Medicina Forense y construir una hermosa casa en Pachuca para apoyar a su familia.
 
Ahora la madre de Norma, María de Lourdes García Arizmendi, y su familia continúan la lucha en las calles por la verdad y justicia, por lo que el próximo 25 de noviembre, junto a otras víctimas de violencia, participarán en una marcha que buscará ser la primera con más de 3000 siluetas de víctimas en el zócalo de la Ciudad de México y con ello sentar un precedente histórico en Latinoamérica.

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