Nota roja: el testimonio de la descomposición

Por: Patricia Ramírez

En el puesto de periódico, entre los diarios, los pasatiempo, las revistas de chismes, de tejido y las de cocina, sobresalen las publicaciones con mujeres semidesnudas y también aquéllas que registran la violencia, las que caen en la clasificación de nota roja, un género periodístico que aborda hechos de violencia: actos de características y naturalezas distintas cuyo punto en común es, precisamente eso, la violencia.

A primera vista, lo que este tipo de publicaciones reporta son hechos aislados: un asesinato, una violación, el hallazgo de un cuerpo, un crimen de odio, un accidente automovilístico… sin embargo, en realidad –dice Isaí Monterrubio en un texto publicado en la Gaceta de la Universidad Nacional Autónoma de México–  la nota roja es el registro del horror.

El mencionado registro de la violencia tiene tras de sí distintos aspectos que, a simple vista, en el puesto de periódico o en las publicaciones en redes sociales que promueven diversos medios de comunicación, no se observa, pero existe, enmascarando problemas sociales generalizados, tal como los hechos que un grupo de la delincuencia organizada genera en ciertos sectores de la población.

Según algunos artículos del tema, la nota roja comenzó durante el porfiriato, cuando los diarios comenzaron a documentar con lujo de detalles muertes y asesinatos, más tarde se comenzaron a utilizar fotografías sin ningún tipo de censura; el diario La Prensa surgió en 1928 y en la década de los sesenta se comenzó a publica Alarma!, revista que hacía coberturas de la violencia y, además, presentaba un componente de humor negro en sus titulares. Estas publicaciones juzgaban el hecho aislado, haciendo juicios de la situación y apuntalando situaciones discriminatorias como la homofobia y la misoginia.

Alarma! desapareció por diversas razones, entre ellas la modificación al artículo 29 de la ley de imprenta (que la obligó a venderse dentro de una bolsa negra), aunque dicha modificación también tuvo razones políticas, no obstante fue publicada por más muchas décadas con un tiraje diario de 500 mil ejemplares.

Ya en el 2000 había otras publicaciones que comenzaron a cubrir este tipo de información y muchas de ellas surgieron a la par de la guerra que Felipe Calderón, en 2006, declaró al narcotráfico, cuando muchas acciones de violencia y asesinatos perpetrados cruelmente fueron registrados en el país y fueron abordados por la nota roja con su especial característica, es decir como fenómenos aislados.

Según “La Nota Roja mexicana: más de cien años del periodismo más escabroso que puedas imaginar” de Raúl Álvarez, en México se venden diariamente “casi 700,000 periódicos impresos con temática de nota roja […]mientras en otros países las publicaciones impresas están desapareciendo, en México aumentan, sobre todo en temáticas que tratan temas violentos y de morbo”.

Por otra parte, la cobertura periodística de este tipo de actos tiene características específicas donde se involucra la legalidad y la ética.

La manera en que los medios de comunicación abordan estas actividades ha generado diversos estudios y documentos audiovisuales, sin embargo, al final, el problema de la nota roja, además de no ahondar en el problema de fondo es también que promueve una normalización de la violencia ante la sociedad: el consumidor asume la violencia como una situación cotidiana, además de que podría banalizar y mostrar el crimen como algo sujeto al humor.

De esto y más hablaremos este martes en el octavo programa de Todo en Contra que se transmitirá a las 21 30 horas por Facebook Live.

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